¿Comer de prisa daña su salud?
by Fátima Herrera¡Conozca su cuerpo! No estar consciente de sus hábitos y del funcionamiento de su organismo podría ser contraproducente para su salud. ¿Qué influye en su peso y por qué? Aquí, le contamos.
En medio de la rutina diaria, muchas veces restamos importancia a nuestros hábitos y olvidamos que estos pasarán factura a nuestra salud. Parece un ciclo en el que dormimos poco, despertamos cansados, tomamos una ducha rápida y salimos apurados para estar en el tránsito hasta llegar a nuestro destino. Desayunamos de pie, en el auto o en el escritorio. Tenemos un día estresante y provocamos desórdenes innecesarios.
Mucho nos han insistido en que comamos saludable, que consumamos alimentos con fibra, cinco comidas diarias, porciones pequeñas y beber agua pura. Pero, aunque cumplamos con esta lista de “requerimientos”, si no lo hacemos de la manera correcta, seguiremos teniendo repercusiones a nivel físico.
Todo empieza con la digestión
La digestión es un proceso natural que inicia en la boca. “El cuerpo procesa lo que ingiere y lo sintetiza de manera que podamos aprovechar los nutrientes. Mientras más sano comemos, mejor es el proceso”, explica Gabriela Melchor, nutricionista.
Aquí entra el metabolismo, “es el proceso que su cuerpo utiliza para producir y quemar energía a partir del alimento. Usted depende del metabolismo para respirar, pensar, digerir, hacer circular la sangre, mantenerse caliente cuando hace frío y mantenerse fresco cuando hace calor”, según MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU.
Melchor indica que lo ideal es trabajar para que el organismo sea más eficiente con los nutrientes que obtiene de los alimentos. Si consumimos alimentos sumamente procesados, de alta densidad calórica y nuestro cuerpo no reconoce la sustancia, no sabrá qué hacer con ella, la asimilará como glucosa, se volverá triglicérido y luego grasa, lo cual podría ser perjudicial.
Nuestro organismo nos comunica cuando estamos bien o mal, si carecemos de algún nutriente, por ejemplo. Así sucede con el hambre, que se traduce en la necesidad de ingerir alimento.
Evite algunos alimentos
En Guatemala hay legislaciones muy básicas relacionadas con los alimentos, dice Melchor. Muchos contienen colorantes y preservantes con fuertes sabores, los cuales son derivados del petróleo y podrían ser cancerígenos a largo plazo.
“En su mayoría, se trata de bombones y snacks que van dirigidos a los niños. Sin estos componentes, no llamarían la atención. El problema es que contienen toxinas que se vuelven adictivas. Es una innovación de la industria alimentaria, pues hace que lo quiera consumir más”, añade.
Además de lo que comemos, debemos hacer hincapié en cómo lo hacemos.
Coma despacio
“Existe una razón fisiológica de por qué comer despacio”, señala la experta. La realidad es distinta de lo que muchos creen y no debemos centrarnos únicamente en lo que ingerimos, sino en el contexto en que lo hacemos. “Si se come rápido, no estamos conscientes de lo que comemos”, agrega.
Y, así como el cuerpo se manifiesta cuando tenemos alguna deficiencia, también cuando nos sentimos saciados y esto sucede mientras comemos, según la velocidad a la que lo hacemos.
“En el hipotálamo secretamos leptina, una hormona que se produce 20 minutos después de haber empezado a comer. Su función es avisarnos cuando estamos satisfechos”, explica Melchor.
Es decir que, si comemos rápido, no tendremos este aviso a tiempo y comeremos más de lo que deberíamos. “Creerá que todavía tiene espacio y alcanzará la capacidad máxima de su estómago, alrededor de un litro. Se sentirá muy lleno podría llegar al extremo de vomitar o tener la sensación de náusea”, añade.
Si continúa con este hábito, seguirá comiendo en cantidades exageradas y podría subir de peso. Evite enfermedades y coma lo que su cuerpo le pida, en las condiciones adecuadas.
Otros hábitos al comer
Además de la velocidad a la que come y los alimentos que ingiere, debe tener en cuenta que no debe haber distractores. Concéntrese en comer, sea consciente y esto le permitirá disfrutar de los sabores, sentir saciedad.
Coma cuando tenga necesidad y en horarios establecidos. Evite ser un comedor emocional. “Hay quienes comen cuando están tristes o ansiosos, pero esta no es una solución a lo qué le sucede. Esto puede repercutir a largo plazo porque conduce a las personas a desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, o bien puede tener el colesterol alto e hipertensión”, asegura.
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