La hoja de cálculo que lo cambió todo
Algunos programadores conocen el legado de VisiCalc en el diseño y desarrollo de software, pero pocos saben hasta qué punto modeló el hardware de los ordenadores personales que usamos hoy en día
by David Bonilla«¡Maldita sea!». El catedrático no pudo evitar exteriorizar su frustración mientras borraba de la pizarra -con violencia y levantando una nube de tiza- la tabla repleta de números en los que había descubierto un error de cálculo por tercera vez.
Entre los alumnos del MBA de la Harvard Business School que observaban anonadados la titánica lucha entre su profesor y el encerado se encontraba Dan Bricklin, un ingeniero del MIT que había trabajado previamente como programador y que tuvo la idea de crear una especie de pizarra electrónica con la que conseguir que la construcción de modelos financieros fuera mucho más sencilla y rápida. En pleno otoño de 1978 había nacido VisiCalc -la primera hoja de cálculo tal y como hoy la conocemos- y la informática estaba a punto de cambiar para siempre.
Algunos programadores conocen el legado de VisiCalc en el diseño y desarrollo de software, pero pocos saben hasta qué punto modeló el hardware de los ordenadores personales que usamos hoy en día. Si hoy estás leyendo este texto desde un iPhone, un iPad o un Mac es en gran parte posible gracias a un software creado en Boston hace 42 años.
La primera versión de VisiCalc apenas ocupaba 27,52 KB y soportaba un máximo de 5 columnas y 20 filas. Estrictamente hablando no fue la primera hoja de cálculo de la historia, pero sí la primera en introducir una serie de conceptos que han sobrevivido hasta nuestros días, como la interactividad visual. Cuando cambiabas un valor en una celda podías ver cómo cambiaba automaticamente el valor de otras celdas que contuvieran fórmulas que referenciaban a la primera. También, una interfaz de usuario que sentó las bases de todo lo que vino después y que, en esencia, sigue vigente. Por ejemplo, la formula que en Excel se expresa como =SUM(A1:A7), en VisiCalc se escribía @SUM(A1...A7).
Pero, sobre todo, fue la primera hoja de cálculo para ordenadores personales que, en 1978, eran tan solo un pequeño nicho en la industria informática. Tan pequeño como para que el líder del mercado, IBM, lo ignorara y despreciara. Hasta ese momento, las aplicaciones de gestión se circunscribían a los grandes mainframes y los ordenadores personales se consideraban poco más que simples «juguetes» para aficionados a la computación. VisiCalc cambió esa percepción y se convirtió en el primer software de «productividad personal» disponible para el gran público. Nadie sabe cómo habría sido la evolución de la informática personal sin el impulso de VisiCalc.
Las empresas comprendieron el gran potencial de las hojas de cálculo y, en poco tiempo, VisiCalc se convirtió en un inaudito éxito de ventas. Salió a la venta a un precio 100 dólares de la época -unos 350 euros actualmente, ajustando la inflación- y se convirtió en la primera killer app de la historia, vendiendo más de un millón de copias.
Aunque luego fue portado a otros sistemas como el Commodore PET o el Atari 800, durante 12 meses solo estuvo disponible para el Apple II -una máquina que costaba 2.000 dólares, 7.000 euros hoy en día- convirtiéndose en la mayor palanca de venta de la misma. Tal fue la influencia de VisiCalc en la historia de Apple y su posterior éxito que, en una entrevista en 1990, Steve Jobs afirmó que si la hoja de cálculo hubiera salido para otro sistema no estarían entrevistándolo a él sino a otra persona. Más del 25% de las ventas de Apple II en 1979 se vincularon directamente a VisiCalc y, en una entrevista publicada en Byte en 1985, Steve Wozniak reconoció que -al contrario de lo que él y Jobs habían previsto- fueron las pymes, no los aficionados, las que compraron el 90% de los Apple II. Nadie sabe lo que habría sido de la compañía de Cupertino sin el impulso de VisiCalc.
Pero a pesar de su enorme influencia en la industria, la mayor lección que podemos aprender de la historia de VisiCalc no la encontraremos en su fulgurante éxito sino en su estrepitoso fracaso. Porque, apenas 7 años años después de su nacimiento, VisiCalc desapareció en 1985.
La mayoría de las fuentes, incluyendo la Wikipedia, afirman que el principal motivo del declive de VisiCalc fue la aparición de Lotus 1-2-3 en 1983. Al contrario que VisiCalc, que se había limitado a hacer un port exacto de Apple II, Lotus 1-2-3 aprovechaba la memoria expandida del PC y añadía muchas más funcionalidades. Sin embargo, asumir que VisiCalc murió por no poder competir contra un software superior es quedarse en la parte más superficial de la historia. Una historia que es verdaderamente interesante y que, 42 años después, todavía puede sorprendernos.
Porque Lotus fue fundada por Mitch Kapor, que trabajaba como Product Manager en VisiCorp. VisiCorp fue la compañía fundada por Daniel Fylstra que financió el desarrollo de VisiCalc por parte de Software Arts -la empresa fundada por Dan Bricklin y Bob Frankston para desarrollar el software- y comercializó el mismo.
Kapor ofreció Lotus a VisiCorp, que rechazó el software por encontrar su funcionalidad «muy limitada». VisiCorp y Sofware Arts se enzarzaron en disputas legales porque la segunda quería más del 37,5% de las ventas que la primera le pagaba en concepto de royalties. Al no conseguirlo, decidió vender directamente VisiCalc por 99 dólares cuando en ese momento -1984- se vendía por 200 dólares en las tiendas, que lo adquirian a VisiCorp por 120. La consecuencia fue que dejaron de vender VisiCalc de forma inmediata y se lanzaron en brazos de Lotus, lo que provocó la caída tanto de VisiCorp como de Software Arts. Una caída tan inesperada y poco documentada que parece la versión digital del colapso de la civilización egipcia.
Sin embargo, buscando información sobre la historia de VisiCalc descubrí 20 páginas escondidas en los archivos del Museo de Historia de la Computación en las que por primera vez, después de décadas de silencio, Daniel Fylstra contaba su versión de la historia. Esas 20 páginas y los hechos que contienen deberían ser de obligado estudio en cualquier programa universitario de Informática que se precie de serlo. Esta Bonilista sólo es una humilde introducción a las mismas, para darles cierto contexto.
Si, como decía Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana, «quien olvida su historia está condenado a repetirla», todos los que nos dedicamos a desarrollar y comercializar productos y servicios digitales deberíamos conocer el origen de VisiCalc. 42 años después, la mayoría de los técnicos siguen creyendo que el marketing y las ventas no tienen nada que ver con su trabajo y los especialistas en marketing y ventas no creen que tengan que tener conocimientos técnicos para desarrollar su trabajo, así que parece evidente que no lo hemos hecho.
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