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Chicote llegó a zarandear a Andrés durante el servicio de reinauguración (Foto: La Sexta)

Suspensión del servicio y zarandeo: el paso de Chicote por El legado de Andrés

El chef tuvo que emplearse a fondo para reflotar un restaurante extremeño, aunque partía con una gran ventaja: casi todo lo que probó al llegar le gustó mucho

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El equipo de ‘Pesadilla en la cocina’ visitó Navalmoral de la Mata, un precioso pueblo de la provincia de Cáceres. Allí trabajan Andrés y Ana, los dueños de ‘El legado de Andrés’, un restaurante que no termina de funcionar pese a que su comida, al contrario de lo que ha sucedido en otros programas de Alberto Chicote, no era nada mala.

Y eso lo demostró el chef desde el primer momento: como siempre, quiso probar la carta del lugar al que tenía que ayudar y pidió garbanzos con níscalos, croquetas, secreto de cerdo ibérico, rabo de toro y carne de wagyu. Aunque parezca sorprendente, todo le gustó menos la carne: "Será una vaca a la que le tengan muchísimo cariño, pero wagyu, no. Igual era una vaca que se llamaba Wagyu de nombre en vez de Pintitas".

Si la comida era buena, el problema tenía que ser otro y Chicote no tardó en encontrarlo. Ana, la jefa de sala, era un desastre en el comedor y Andrés, el responsable de la cocina, hacia lo mismo en su terreno. En el primer servicio vio los problemas de liderazgo que había en el restaurante, pero lo peor estaba aún por llegar.

Suspendió el servicio

En el segundo contacto del chef con El legado de Andrés, las cosas fueron aún peor: se devolvieron tantos platos que no había genero suficiente para reponerlos, por lo que Chicote tomó una decisión drástica: suspender el servicio. Por eso, salió al comedor e hizo el anuncio: "Siento muchísimo que la gente a la que no le ha llegado todavía la comida se tenga que ir a casa sin comer". Las lágrimas recorrían mientras la cara de Ana.

Ana se derrumbó tras lo sucedido: "Me siento avergonzada". Con ese panorama, Chicote tuvo que tomar cartas en el asunto y sentar a los propietarios para analizar todos los fallos y buscar soluciones. No solo tuvo que explicarles cómo arreglar los problemas con la organización y las comandas, sino también con los precios de la carta.

Después llegó la hora de someter al restaurante a una transformación radical con un lavado de cara que cambió por completo el aspecto de El legado de Andrés, convirtiéndolo en un local mucho más moderno y con espacios acogedores. También se cambió la carta, dejando aquello que mejor funcionaba y añadiendo recetas nuevas, como un apartado especial de platos de cuchara.

Chicote consiguió finalmente su objetivo: a pesar del sufrimiento y de tener que llegar a zarandear a Andrés en el servicio de reinauguración, el chef se marchó contento de Navalmoral de la Mata. El legado de Andrés sigue funcionando a día de hoy, aunque ha cambiado la ubicación desde que Chicote pasó por allí, y las referencias de los últimos meses en las redes sociales son bastante satisfactorias.