La historia de dos madres que fueron asesinadas por sus propios hijos
Nicaragua registró en menos de una semana dos casos de parricidio, lo que tiene conmocionado y alarmado a todo el país
by EFEManagua.- Doña Domitila Espinoza estaba palmeando tortillas en la cocina de su casa cuando fue atacada con una piedra por su hijo, convirtiéndose en la segunda víctima de parricidio en menos de una semana en Nicaragua, un hecho sin precedentes en el país y que ha alarmado a los nicaragüenses.
La humilde señora, de 57 años, fue hallada en el piso, ensangrentada y con la cabeza y rostro desfigurado por su esposo, Santos Cruz, y padrastro del victimario, José Manuel Cruz Espinoza (37).
El hecho ocurrió en una comunidad rural del municipio de Estelí, 149 kilómetros al norte de Managua, el mismo día en que otro hombre confesara sin remordimientos, en un video que fue divulgado a través de las redes sociales, que había matado a su madre con un trozo de leña, con un cuchillo y a golpes.
"La palmé (maté) a mi propia madre, soy asesino mortal", dijo Denis Flores Gómez, en un video grabado con la cámara de un teléfono móvil que rápidamente se hizo viral en Nicaragua.
Flores, que se atribuyó el asesinato de Martha Gómez, ocurrido el lunes en una comunidad rural del departamento (provincia) de Matagalpa, en el norte de Nicaragua, no solamente se mostró contento con el crimen, sino que además se declaró insatisfecho.
Pensaba palmar a mi abuelo, a mis dos tíos, ¡a tres tíos hijos de p... me pensaba echar!", agregó.
"¿Qué pasa?. ¡Basta!", reaccionó la Red de Mujeres contra la Violencia de Nicaragua, al conocer el segundo caso de parricidio en una misma semana, y al hacer eco de los comentarios en las redes sociales, como el de Silvia Espinoza, quien se preguntó: "¿Y qué es lo que pasa? ¿Cuál es la maldición que nos está cayendo? Por Dios, tengan un poco de piedad y sensatez".
Para esa ONG, "el machismo alentado por un gobierno represor y deshumanizado", en alusión al que preside el sandinista Daniel Ortega desde enero de 2007, "está condenando a la muerte a las mujeres", lo cual no es aceptado por el Estado.
No obstante, para el psicólogo nicaragüense Rey López esos casos son problemas de salud mental.
Observó que los mismos parricidas confesaron el delito y ninguno mostró arrepentimiento, más bien lo justificaron, uno porque lo había rechazado su novia y que su madre presuntamente practicaba la brujería, y el otro porque escuchaba voces o alucinaciones auditivas que le ordenaban matar a su mamá.
"Estos pacientes son muchísimos", alertó el especialista, que advirtió que las autoridades siguen sin acondicionar un centro especializado en salud mental, que es un problema de salud pública.
Los especialistas han advertido que a raíz de la crisis social, política y económica que sufre Nicaragua desde abril de 2018, y que ha dejado cientos de muertos, heridos, desaparecidos, detenidos y decenas de miles en el exilio, se han incrementado los problemas emocionales y de salud mental.
"Ocurrió lo que yo llamé el síndrome o fenómeno de las palomitas de maíz. Se reactivó el estrés postraumático provocado por la guerra de los (años) ochenta (del siglo pasado) que no fue tratado ni sanado", señaló el psiquiatra Nelson García el medio digital "4to Mono".
La herida que había quedado (con la guerra de los años 80) se abrió y sangró; y el manejo del discurso político ha empeorado las condiciones", indicó.
La actual crisis sociopolítica que vive Nicaragua ha aumentado las alteraciones emocionales de tipo ansioso-depresivos, crisis de pánico, y trastornos del sueño y miedo excesivo, de acuerdo con los especialistas.
Eso, sumado a que las heridas dejadas por la guerra de los años ochenta nunca sanaron, exponen a los nicaragüenses a mayores casos de violencia, consideran.
Para el organismo Católicas por el Derecho a Decidir, las mujeres son víctimas en Nicaragua del sistema patriarcal.
Mientras el Observatorio por la Vida de las Mujeres instó a juntar esfuerzos "para protegernos".
Esas ONG registran en lo que va de año al menos siete mujeres asesinadas, incluidas las dos madres, una menor de 9 años y una adolescente a la que un taxista mató por robarle un teléfono móvil valorado en 120 dólares.
Nicaragua era considerado uno de los países más seguros de Latinoamérica hasta el estallido social contra el presidente Ortega, en abril de 2018.