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Dos policías municipales delante de un par de comercios en el barrio del Raval (Àlex Garcia)
Barcelona

Los comerciantes del Raval claman contra la inseguridad

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A muchos barceloneses ya no les hace ninguna gracia bajar al Raval. Al final las fotografías de jeringuillas ensangrentadas, los vídeos de peleas con muletas y machetes y las noticias sobre navajazos a turistas que tanto proliferan desde hace mucho tiempo por las redes sociales acabaron de quitarles las ganas. A los barceloneses y también a muchos vecinos de toda el área metropolitana. Y esta circunstancia se está notando de manera especialmente cruel en las cajas registradoras de los comerciantes de este lado de la ciudad.

Las recaudaciones bajan mientras que los alquileres de los locales se encarecen. “Twitter nos está haciendo mucho daño –lamentó ayer, con triste ironía, José Lamiel, responsable del histórico garito Marsella, el de la absenta, y también presidente del Eix Comercial del Raval–. La imagen del barrio está muy tocada”. Además, los comerciantes se sienten del todo ninguneados por las administraciones.

En las tiendas echan de menos a la gente del resto de la ciudad, que ahora tiene miedo de bajar al barrio

“Necesitamos que la Generalitat y el Ayuntamiento tomen medidas efectivas –agregó el presidente de los comerciantes del barrio–. La solución no pasa únicamente por aumen­tar la presencia policial en el barrio. El problema es que los policías detienen a los ladrones de teléfonos móviles, pero luego no les pasa nada. Al cabo de un rato los ves de nuevo en las calles, robando. Y la Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra también montan grandes operaciones contra los narcopisos, y cierran un montón... pero de qué sirve si luego, enseguida, los traficantes de drogas abren otros puntos de venta. De este modo la situación no cambia”.

Sí, en el Raval siempre pasó de todo. Todo el mundo lo sabe en Barcelona. Pero los comerciantes subrayan ahora que muy pocas veces lo hizo con la impunidad de los últimos tiempos. Ahora el Raval no se antoja un rincón canalla, sino simplemente peligroso, incómodo, desagradable. Un lugar que evitar. Los comerciantes hicieron ayer de tripas corazón y lanzaron unas cuantas piedras contra su propio tejado: montaron una rueda de prensa para denunciar que se están ahogando, y que encima las administraciones no les hacen caso, que parece que los políticos ya se acostumbraron a las quejas de esta parte de Barcelona.

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El Raval se ha transformado en un lugar peligroso, incómodo y desagradable para algunos (Mané Espinosa)

Tras los mostradores del barrio, unos piensan que muchos gobernante ya dieron esta batalla por perdida, y otros, que a los políticos tampoco les va mal que tantos males se concentren en un espacio tan reducido de la urbe. En el termómetro de las alarmas sociales las quejas de los comerciantes siempre marcan una situación muy preocupante. Esta gente nunca hace público que las calles donde se encuentran sus negocios son ahora mucho peores. Los propios comerciantes lo explicaban ayer entre las bambalinas de su rueda de prensa. Ahora, por las noches, muchos bares bajan la persiana antes de la hora que marca la ley. No les sale a cuenta estar abiertos tanto tiempo. Y hasta no hace mucho, si un bar colgaba el cartel de traspaso, en un par de días tenía ya un montón de ofertas sobre la barra. “Ahora no...”. Hablamos de bares en el centro, de los negocios que siempre funcionaron, del traspaso seguro de toda la vida.

“Pedimos reunirnos con el conseller de Interior y hasta ahora no ha sido posible –puede leerse en el manifiesto que los comerciantes presentaron ayer–, y el concejal de Seguridad nos escucha, pero no nos aporta ninguna solución. ¿Quizás consideran que la situación no es tan grave? Tenemos la sensación de que la preocupación por el crimen es menor que la generada por el sentido del voto. La responsabilidad de lo que pasa en la calle no puede eludirse como hasta ahora con excusas relativas a las competencias, los presupuestos o las crisis planetarias. A ver si el Ayuntamiento, la Generalitat y el Estado quieren poner de su parte para encontrar soluciones”.