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El Eco

Los jubilados siguen intentando canalizar sus problemáticas y esperan respuesta del Intendente

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Los adultos mayores que el año pasado formaron Amalu, siguen luchando por sus derechos y por conseguir beneficios que alivien su situación económica. Dejaron una carta a Lunghi el 10 de enero y aún no tuvieron novedades. Tarifa social, pasajes de colectivos, impuestos municipales y el PAMI sus principales desvelos.

El año pasado, un grupo de jubilados decidió unirse y formar Amalu (Adultos mayores en lucha) con la intención de asesorar, informar y proteger los derechos de sus pares, además de salir en busca de medidas paliativas que les permitan un mejor vivir.

Tal como plantearon en junio de 2019, los integrantes de la entidad de bien público todavía mantienen como prioridad beneficios en cuanto al transporte urbano, acceso a las tarifas sociales y consideraciones con los impuestos municipales, sin dejar de lado la cobertura médica de Pami.

La realidad es que a más de medio año de formación, la situación para Marta Ledesma (71), Petra Marzocca, Nito Franco (76), Daniel Radetich (70) y Esteban Palma Parodi (70), entre cientos de jubilados más, sigue igual. A pesar de haberse reunido con concejales de varios partidos políticos, quienes mostraron interés, ninguno ha llegado a brindarles un compromiso real con soluciones palpables. También recurrieron en varias oportunidades al entonces jefe de Gabinete, Julio Elichiribehety, sin éxito en lograr un recibimiento.

Así fue que el 10 de enero decidieron dejarle una nota al intendente Miguel Lunghi, solicitando una entrevista para ponerlo al tanto de la situación y contarle las propuestas que desarrollaron. Hasta ahora, no han tenido respuesta de ningún tipo, pero aguardarán hasta que se cumpla el  mes de la presentación para definir qué medidas tomarán.

En el trayecto recorrido desde su existencia e han acercado a los centros de jubilados de distintos barrios, para canalizar las dudas, consultas y explicar a sus pares la lucha perseguida.

La pérdida de poder adquisitivo, el salario mínimo y las tarifas cada vez más elevadas se vuelven un problema cada vez más difícil de acarrear.

“Lamentablemente siempre defienden más a las empresas que a la gente, mucho menos a nosotros”, se quejaron y agregaron: “Si hay para luces y sendas peatonales también tiene que haber para otras cosas”.

Un boleto accesible

Dentro del plan de lucha que fueron delineando de acuerdo a las prioridades, están trabajando en tres aristas. En primer lugar, apuntan a que cada vez más jubilados puedan acceder a la tarifa social y conseguir que se aplique principalmente con respecto al servicio de la luz, luego se ocuparán de todo lo referente a los impuestos municipales y también a lo que hace al transporte de pasajeros para este rango etáreo.

“El boleto subió cuando justamente en Nación lo congelaban”, expusieron indignados. Teniendo en cuenta que alrededor del 80 por ciento de los jubilados cobra la mínima de 14 mil pesos, el valor actual del viaje en colectivo termina siendo realmente significativo en la suma mensual de gastos.

Por tal motivo, es que una de sus propuestas apunta a conseguir al menos una parte de los pasajes al 50 por ciento del valor. “No queremos que nos regalen nada, ni pretendemos que sean todos gratuitos”, advirtieron, al explicar que su plan podría ser la distinción a bandas etáreas, e incluso para ser usados en horarios en que los servicios no cuentan con la capacidad completa.

Allá por junio del año pasado, cuando acudieron por primera vez a El Eco de Tandil, hacía pocos días que había entrado en vigencia el Programa de Accesibilidad y Movilidad para Adultos Mayores, Pensiones no Contributivas y Veteranos de Guerra de Malvinas, sancionado por el Concejo Deliberante. Para los integrantes de Amalu, diez boletos mensuales gratis realmente no restaban demasiado a su grilla de gastos, durando solo cinco días. “Han hecho algo muy dulce, suave, muy que nadie lo va a poder usar”, catalogaron.

Números que hablan solos

Desde sus comienzos que Nito Franco, que tiene “locura por los números”, se propuso llevar adelante un análisis “casero, pero con valores reales”, de los gastos. En esta oportunidad trajo impresos los gráficos que evidencian el incremento de los servicios y alimentos básicos y, a su vez, el deterioro del salario.

Allí quedó reflejado que en diciembre de 2015 podían adquirir con el sueldo mínimo de jubilados a 215 kilos de pan, mientras que el mismo mes de 2019 solamente alcanzaba para 150 kilos. En este enero, con los bonos de cinco mil pesos otorgados por el presidente de la Nación, Alberto Fernández, lograron remontarse a 2015 y alcanzaron a conseguir 211 kilos de pan.

En el caso de la luz y el gas, la ecuación fue todavía mucho más desfavorable. En 2015 con lo que tenían en el bolsillo podían pagar 6.700 kilowats, pero en 2019 sólo llegaban a 4041 Kw. Asimismo, en 2015 accedían a 8.321 metros cúbicos de gas, bajando en 2019 a 891 m3 con el salario básico.

“En 2015 las empresas tenían ganancias normales, que en 2019 aumentaron 34 veces”, cuestionaron, entendiendo a qué se debió tanto incremento en los impuestos.

Por esto es que también proyectan el acceso a tarifas sociales o, al menos, descuento en los impuestos municipales contemplados en la boleta de la Usina, por ejemplo. Allí remarcaron tres tasas que suman un 15 por ciento, comprendiendo que se trata de un importe que al sacarlo ayudaría muchísimo.

Lo mismo pretenden con relación al ABL, considerando que debería existir la forma de ofrecer una categoría diferenciada.

“En 14.500 pesos la reducción de esos pequeños porcentajes significa mucho”, explicaron. Por otro lado, revelaron que ya han perdido el 25 por ciento del poder adquisitivo. En consonancia, aseguraron que los cinco  mil pesos que otorgó el gobierno nacional en diciembre y enero ha sido de gran ayuda.

Salud y neoliberalismo afuera

Por otro lado, y en un lugar muy importante, está todo lo relacionado a la salud, siendo para ellos una cuestión más vulnerable que para el resto de la población. Pero ni en este aspecto se las hacen fácil.

La obra social que nuclear a la mayoría de los jubilados es PAMI, pero según manifestaron hoy están “igual o peor” que antes. “Es una entidad que hace 40 días está acéfala y no cuenta con capacidad para resolvernos las consultas”, dijeron.

Entre la serie de realidades que deben atravesar en cuestiones médicas diariamente, más allá del altísimo costo de los medicamentos, se refirieron a la odisea que significa conseguir un turno sin tener que esperar un mes. “Para nosotros eso es mucho tiempo”, dijeron, siempre con humor. “Pero si decís que tenés el dinero para abonar el estudio conseguís que te den lugar para el otro día”, advirtieron, dejando al descubierto a la prestadora médica.

Como algo positivo, celebraron que ya se hayan quitados las condiciones que desde Anses limitaban el acceso a los medicamentos gratis. “Si tenías un vehículo o propiedad a tu  nombre antes podías conseguir solo algunos”, recordaron.

Finalmente, se manifestaron expectantes con el gobierno de Alberto Fernández. Aunque no todos sostienen la misma inclinación política, todos coincidieron en una cosa: “No queremos el neoliberalismo en el gobierno”. “No tengas duda que este invierno será mejor”, le aseguró Nito con optimismo característico a Marta, que prefiere ser más cautelosa.