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Tecnología para mejorar y reparar las vías de Bogotá

Con un software, la UMV está optimizando la reparación y mantenimiento de las calles de la ciudad.

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Suena increíble pensar que con la tecnología se pueda mejorar la malla vial de la ciudad. Sin embargo, según datos de la Unidad de Mantenimiento Vial (UMV), desde la incorporación de ArcGIS, un software de georreferenciación, han pasado de cubrir 25.000 huecos en 2016 a más de 100.000 en 2019.

Bogotá tiene actualmente 14.000 kilómetros carril; un kilómetro carril equivale a 1.000 metros de largo por 3 metros de ancho. Y de esos 14.000 kilómetros carril, la UMV tiene que responder por la mitad.

La incorporación de este software fue todo un reto para todos dentro de la Unidad. “Hace cuatro años, el centro de cómputo estaba lleno de computadores con más de 10 años de funcionamiento, sin repuestos y muy lentos”, cuenta Álvaro Sandoval, director de la UMV.

El primer paso para lograr modernizarse fue planificar qué era lo que se quería y cómo se quería. Para el proceso se contrataron expertos en programación y georreferenciación.

Después se desempolvó una plataforma con la que la UMV ya contaba, pero que llevaba rezagada muchos años. “La licencia existía, pero estaba guardada en un cajón”, añadió Sandoval.

Se trataba de ArcGIS, un ecosistema de georreferenciación de Esri que les brinda a los programadores cientos de posibilidades diferentes para la creación de tableros, mapas detallados y muchos datos para tener un mejor control de las vías.

En el pasado, y sin ir muy atrás, hace menos de una década, todas las mediciones, los registros del estado y deficiencias en las vías se hacían con un papel y un lápiz en una tablilla de madera.

Todo era mucho más demorado y menos preciso. Además, el mantenimiento de las vías no es solo de la Unidad de Mantenimiento Vial, sino también del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) y de los Fondos de Desarrollo Locales (FDL), entonces no siempre todos tenían el mismo idioma.

Entonces hay algunos segmentos que se quedan sin atender, sencillamente porque existía un problema de comunicación

Por ejemplo, si en la UMV el ingeniero escribía ‘troncal arterial’ y en el Fondo de Desarrollo Local, ‘arterial troncal’, ya había un problema enorme en comunicación que hacía que la articulación entre estas entidades fuese muy difícil. “Entonces hay algunos segmentos que se quedan sin atender, sencillamente porque existía un problema de comunicación”, añadió Sandoval.

Según cuenta, había ocasiones en las que la UMV arreglaba una vía y a los 8 días llegaba un Fondo de Desarrollo Local a arreglarla también, y a los 15 días aparecía el Acueducto rompiendo la vía para meter una tubería.

Ahora, con Sigma, el mapa creado por la UMV con la tecnología de Esri, buscan tener una estandarización total de todos los datos importantes que ayudan tener un mejor control para intervenir las vías.

¿Cómo funciona Sigma?

Ahora, los ingenieros tienen a disposición una aplicación en la que introducen la información y, además, toman fotos del estado actual de las vías, lo cual permite que se tenga conocimiento en tiempo real de cada segmento vial.

Antes se registraban cuatro vías diarias; hoy, con esta plataforma tecnológica se registran hasta 20 calles

“Antes se registraban cuatro vías diarias; hoy, con esta plataforma tecnológica se registran hasta 20 calles; además, ahora trabajamos 24/6 para tener el mayor alcance”, señaló Fernando Camargo, líder de desarrollo de aplicaciones.

Este trabajo de campo se ve evidenciado después en un gran mapa de la ciudad dividido por segmentos y de fácil entendimiento que, aparte de servir como una visualización bonita, hace el trabajo de recopilar los datos y decirle a quien lo vea cuál vía necesita prioridad en la intervención y en el mejoramiento.

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Así se ve Sigma de la UMV.

Foto:

Cortesía

Los factores que se analizan son varios, pero entre ellos están la cantidad de vehículos que transitan por esa calle, su estado actual y la cercanía a colegios y hospitales.

La plataforma representa su prioridad en porcentaje, para que así sea más fácil organizar el presupuesto y atender en menor tiempo las vías que afecten a una mayor cantidad de personas.

Además, predice mediante las condiciones del subsuelo, del tráfico que transita por la vía o del material del pavimento, cuál va a ser la curva de vida útil de cada una de ellas.

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Entonces, con anticipación, les alerta a los ingenieros de cuándo hay que intervenir, arreglar y mejorar el segmento para mantener su vida útil o incluso alargarla. Todos estos procesos suceden en la nube y están protegidos y estandarizados.

“Sigma programa los recursos, las personas; el director de obra, el obrero, el gestor ambiental y social (...) programamos la mezcla, y la misma plataforma le permite que se tengan toda las mediciones perfectas dependiendo del requerimiento del ingeniero”, cuenta Gloria Méndez, CIO-líder de tecnología de la UMV.

Este sistema ayuda desde el momento en que se hace una solicitud para arreglar una vía, porque saben qué priorizar, y para que el ciudadano también sepa cómo está su vía y en cuánto tiempo la van a arreglar.

Hasta el momento hay 7.400 segmentos intervenidos, y, según dice la UMV, a este ritmo, en 20 años se podría cubrir toda la malla vial de la ciudad. Pero su intención es que se siga explorando la tecnología y que entre todas las entidades encargadas de mejorar las carreteras se articulen para conseguir ofrecerle al ciudadano las mejores vías.

JUAN DAVID MORALES
@juandamo07