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Entrevista a Eugenio Semino: “Los gobiernos se llevaron la plata de la seguridad social”
Conversamos con el Defensor de la Tercera Edad sobre el panorama de las jubiladas y los jubilados, el deterioro de los últimos años y las expectativas con el gobierno de Fernández.
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Publicamos la entrevista completa a Eugenio Semino- Defensor de la Tercera Edad -, que realizamos desde el programa Reperfilando- La economía desde la izquierda- en noviembre, previo a la asunción de Alberto Fernández y el anuncio de la suspensión de la movilidad previsional.
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Eugenio Semino es abogado de la Universidad de Buenos Aires, Defensor de la Tercera Edad. Es docente en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, y de la Universidad de Buenos Aires.
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¿Cómo llegan los jubilados a este 10 de diciembre?
Los jubilados llegan desgraciadamente, una vez más, muy mal porque el atraso en términos de lo que son sus haberes en relación con su canasta es histórico. Ahora se ha profundizado la brecha muy notoriamente en los últimos dos años.
Empezamos a calcular la canasta que hacemos semestralmente, me refiero a la canasta del jubilado, que comenzamos hace diez años porque no había estadísticas al respecto, y por otra parte había empezado a regir la ley de movilidad y queríamos ver cuál era su comportamiento (la ley que luego fue reformada en 2017), cuál era su comportamiento en términos históricos y su relación con el poder adquisitivo de la misma). En estos 10 años los reajustes de haberes de jubilados llegaron alrededor del 1.100 % y la canasta superó los 1.700 % por lo cual hubo una pérdida en términos históricos, y como decía al principio, se precipita esa caída en los últimos dos años; y en los últimos meses de 2019 se ha notado mucho más.
¿Especialmente en los últimos dos años por la ley de movilidad?
No necesariamente. Hay una pérdida que se da en lo que es el factor empalme entre lo que son los reajustes de 2017, marzo del 2018. Nosotros hicimos un cálculo que reflejó una pérdida entre 5 o 6 puntos. El año pasado perdieron alrededor de 20 puntos, es decir el 48,5 a 50 de inflación, a nivel general de la canasta de jubilados un poco más, 28,5 fue el repunte el reajuste por la ley de movilidad; y este año también al terminar el año perderán 4,5 puntos más, es decir estamos hablando prácticamente de 30 puntos en 2 años. En términos de poder adquisitivo directo es menos, es decir será alrededor del 17 %, 18 %, pero más allá de los porcentajes cuando uno lleva esto a la vida cotidiana estamos hablando de haberes de $13.000 ahora o de $14.000 el mes que viene en diciembre y pensiones no contributivas, siempre las mencionó incluidas dentro de la seguridad social aunque tienen otras características, pero son las que debieran atender la situación de los invalidados laborales, es decir los discapacitados que hoy están en $ 9.800 y son 1.300.000, a esto hay que sumarle las pensiones universales del adulto mayor que están también en el orden de los $10.000 y los que cobran la mínima neta de $13.000 o $14.000 en algunos días son dos millones y medio de jubilados y pensionados, hay otros 2 millones y medio, que cobran una media entre $15.000, $21.000, $22.000. Mientras nuestra última canasta del 6 de octubre fue de $ 37.800, es una canasta que tiene que ver con la vida del adulto mayor en grandes ciudades, tomada en relación a la vida en la Ciudad de Buenos Aires, Conurbano Bonaerense, Rosario, Córdoba y Mendoza. Estos lugares seleccionados no son arbitrarios, tiene que ver con los lugares donde hay más población con adultos mayores, y esta canasta tiene la particularidad de incluir gastos de vivienda.
El año pasado nosotros habíamos advertido este aumento de la brecha en relación con los haberes. El 6 de octubre del 2018 exhortamos en razón de esa al Poder Ejecutivo a generar un reajuste, una ayuda de emergencia que planteábamos se hiciera a fin de año y hablábamos de por lo menos tres cuotas de $1.700, al margen de lo que era los reajustes que generara la ley de movilidad.
Esto lo tomamos en relación a la evolución que iba teniendo el flujo del Fondo de Sustentabilidad, fondo que por otra parte queda reducido de los U$S 60.000 millones, que fue en algún momento, a U$S 26.000 millones aproximadamente al día de hoy. No solo por lo que fue el movimiento de la divisa sino también porque tanto el actual gobierno de Mauricio Macri, como las administraciones anteriores fueron tomando recursos del fondo en muchos casos convirtiéndolo en Letras de tesorería no negociables. Tuvimos algunos ejemplos de esto el mes de diciembre de 2018, nuevamente en enero, y en febrero con montos significativos, y en los últimos días vimos que a partir de la figura de excedentes financieros del fondo se convirtieron $ 4.000 millones del mismo en nuevamente Letras de tesorería y U$S 120 millones, también del fondo, tuvieron el mismo destino.
¿Se puede saber qué destino final tuvieron esos U$S 120 millones?
No, esos son “préstamos” que históricamente ha hecho el sistema a la administración de turno que nunca volvieron.
En relación a la canasta del jubilado que ustedes calculan, ¿qué opinas del proyecto del Frente de Izquierda, que presentó Nicolás del Caño este año, para que el haber mínimo sea equivalente a la canasta del jubilado?
Para nosotros no puede ser de otra forma. Nos parece muy bien y lo venimos sosteniendo históricamente. Me parece muy bien que la fuerza política lo tome como tal, debiera ser preocupación de las otras fuerzas políticas, cosa que no han tenido repercusión. En ese sentido han tenido siempre una posición consecuente unos y otros. Unos no les han dado bolilla, para otros tienen que ver como lo que planteabas de Del Caño, una posición política clara. No puede ser de otra forma.
En general las fuerzas políticas de los gobiernos de turno responden que no hay recursos suficientes, que no se podría llevar a cabo una reforma de ese tipo
Sí, tienen un elocuente silencio. Hay dos cuestiones que, a mi criterio, debieran tomarse en cuenta y que exceden la situación del adulto mayor, en particular, pero es una concepción de la economía y de la sociedad en términos de su integración.
Hay una concepción que se viene manteniendo desde hace muchos años, pero se ha profundizado a partir de los primeros años de la década del 90, que es considerar al adulto mayor con un sobrante social, lo que ha convalidado el criterio de empobrecimiento como pobreza y enfermedad.
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Para los Estados lo más caro es mantener la pobreza aunque parezca mentira, para los sistemas políticos generan y para concepciones religiosas también una clientela de permanencia en términos de una simple asistencia para poder vivir, para perdurar, y para algún día votar, por lo cual mientras no se modifique esta concepción en términos estructurales o se tenga otra visión, aún en términos del capitalismo, de la concepción del capitalismo, que ha pasado en los países escandinavos, o en algunos países de Europa que al envejecimiento se lo toman como un fenomenal consumidor por disponer de tiempo, por lo cual hay que agregarle para eso dos condiciones: salud en el cuerpo y plata del bolsillo. Por lo cual ni una concepción, ni la otra han sido tenidas en cuenta por nuestro sistema político que tiene un pensamiento muy elemental, diría casi primitivo, en ese sentido.
¿En esa línea vos enmarcas la negativa del gobierno pasado de Cristina Kirchner de garantizar el 82 % móvil?
Sí, yo lo que considero es que el haber mínimo no puede ser menor que la canasta del jubilado, es el primer escalón a garantizar, y el segundo tema es cómo se financia el sistema. Me parece que ese es el debate de fondo porque inclusive lo que hubo en la década del 2.000 lo que vimos como moratorias y demás es una redistribución del ingreso, es decir se acható la pirámide, se incluyó a muchos que estaban afuera, pero quienes pagaron esa incorporación al sistema de los nuevos eran los jubilados que ya estaban por lo cual pasamos de un 17 % de jubilados con la mínima a casi un 80 %.
Creo que el debate de fondo es cómo se financia eso qué es lo que se viene eludiendo, es decir el financiamiento desde el trabajo. Ya en el mundo quedó superado porque han envejecido las pirámides y porque no hay un, como se suponía, un capitalismo de pleno empleo, es decir todo lo que ha sido el cambio del sistema productivo, todo lo que ha sido la precarización laboral, y demás, implica que aquel concepto de la previsión de posguerra ya quedó archivado, y en Argentina más que en otros lugares. En el país tenemos un 40 % más de trabajo “en negro”, no registrado, ya aceptado como uno de los males que no pueden ser resueltos y esto es responsabilidad del Estado y de quienes tienen que defender a los trabajadores que son los sindicatos; y la otra mitad que provee el financiamiento son impuestos.
Además del problema del mercado laboral, se han bajado las contribuciones patronales sistemáticamente desde los 90
A fines del 94 Cavallo planteó bajar las contribuciones patronales, la excusa era evitar el desempleo, que en aquel momento era de un dígito. Se bajaron las contribuciones patronales, nunca volvieron a sus valores históricos y el empleo en el 2001 llegó a superar holgadamente los dos dígitos. Hoy se mantiene en niveles absurdos porque no sólo tenemos el empleo “en negro”, no registrado, sino que los propios Estados (nacional, provincial) tienen trabajadores precarios, tienen trabajo no registrado y esto es el 50 % de lo que debiera ser el financiamiento del sistema.
Por otra parte, la otra mitad que proviene de impuestos, y acá una de las grandes cuestiones que no se menciona, el impuesto de más plata pone es el IVA que pone el 11 % mensual, que es el más regresivo, el que más afecta a los pobres, mientras que no existe discusión alguna en Argentina por qué las rentas no financian a la seguridad social.
Me parece que este es un debate totalmente ocluido, negado dentro del sistema político porque muchas de las rentas financian al sistema político, como financia también al sistema político la enfermedad.
Los laboratorios desde hace décadas ponen plata en las campañas electorales, presidenciales, y mucha, y esto es a costa de la salud de nuestra gente, decimos el adulto mayor porque a veces yo escucho que se compran menos medicamentos porque no hay plata, pero en realidad en Argentina no tenemos ninguna noción de si se compra mucho, poco, lo suficiente y lo necesario en términos de medicación. Por ejemplo, el Pami en los últimos cinco años, para tomar dos administraciones diversas, entregó por mes 10.300 millones de cajas de medicamentos. ¿Esto es bueno o no? No tenemos idea porque no tenemos un mapa de nuestra sociedad. Por lo cual hoy tenemos a todos los argentinos automedicados, nos duele el dedo gordo del pie, y nos compramos un antiinflamatorio. Tenemos a todos los argentinos viejos con polifarmacia, polimedicados, acumulamos medicamentos.
Por ejemplo, fuimos al traumatólogo porque nos dolía la rodilla, nos dio un medicamento, era por 30 días, pero como me dejó de doler la rodilla lo sigo tomando por las dudas para que no me duela. Se fue generando una cultura del consumo de medicamentos, ni hablar de los psicofármacos. Cuando se mencionan tema adicciones a veces se lo reduce a los jóvenes, pero no, el gran adicto del psicofármaco es el adulto mayor.
Nosotros en gerontología decimos que la sociedad, la seguridad social tiene tres pilares: uno es el trabajo y la previsión, los otro dos son la salud, y la educación. Estos tres pilares se desarrollan en común, se fortalecen en común, y cuando se empiezan a mover, se mueve la sociedad y se generan los fenómenos de violencia que vemos a partir de la exclusión.
Se viene un nuevo gobierno, hay cierta expectativa de mejora mientras que el Fondo Monetario Internacional viene exigiendo incluso desde antes del acuerdo con que es necesario una reforma previsional para lo cual tuvo ya algunos pasos con el macrismo con distintas leyes que se fueron aprobando. Una de las solicitudes del Fondo es el aumento de la edad jubilatoria entre otros cambios. ¿Cómo pensás que eso puede entrar en contradicción con las expectativas y con los planes que tenga Fernández?
Vos hablaste de la mirada holística, Foucault diría el panóptico, esto no se conoce en el sistema político. Yo estoy de acuerdo con la reforma, el problema es cambiar la etimología de la palabra en Argentina.
Siempre que se utilizó la palabra reforma fue para quitar derechos, para achicar derechos, y nosotros necesitamos una reforma para ampliar derechos, y esto es lo que hay que tener en cuenta y no se puede escindir una de otra cuestión porque si yo no tengo el alimento suficiente y necesario voy a tener el reemplazo, el medicamento que se me provea que va a valer 20 veces más.
Por ejemplo, una sal de bajo contenido de sodio sale $ 250 que el jubilado no la puede comprar, por lo cual va a estar hipertenso y le van a dar un enalapril o un losartán que valen $ 2.000, y le dicen “no se haga problema porque usted no lo paga, lo paga el Pami, lo paga la obra social”, pero en realidad lo pagan todos los argentinos.
Frente a ello tenemos que tener en cuenta que hay una transición o se supone que la hay. Nosotros mandamos una carta a ambos al presidente actual y al presidente electo para que los equipos de transición trataran esto porque no se puede esperar. Al día de hoy no hay respuesta.
El tema central de la fuerza política que fuere es tener en cuenta que más allá del Fondo Monetario, de los acreedores internacionales, de la deuda externa, en Argentina en forma permanente hay por lo menos, al sector que refiero yo que es respecto al que trabajo, hay siete millones de acreedores argentinos, que pusieron la plata por adelantado a través de 30 o 40 años, que pusieron su sudor, su sangre, sus hijos en Argentina y que el Estado argentino le debe permanentemente, y que no es tomado en cuenta.
Yo lo que temo es que, por ejemplo, que hoy que están estos U$S 23.000 millones en el Fondo de Sustentabilidad y que aparentemente las reservas de libre disponibilidad del Banco Central son mucho menos, se habla de U$S 40.000 millones, pero en realidad serían U$S 10.000 millones, U$S 12.000 millones, que parte de lo que garantice la deuda externa, no la de los acreedores argentinos, sea la plata de estos acreedores argentinos como lo fue siempre. Estoy diciendo algo que los que tenemos el exceso de juventud acumulada como yo, lo sabemos por historia.
Los diversos gobiernos fueron llevándose la plata de la seguridad social, más allá del signo político, más allá del uniforme, hicieron siempre esta cuestión, te doy un bono ahora que soy el gobierno nuevo, $500, $1.000, un “engaña pichanga” y después viene la reforma a lo cual planteo por eso cambiar la etimología que es achicar más derechos.
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