Tenis
La transformación de Muguruza para el Open de Australia
by Sebastián Fest | Melbourne- De la mano de Conchita Martínez la hispanovenezolana cambió su tenis y su mente y jugará la final
- Thiem - Zverev | Open de Australia 2020, tenis en directo
Alcanzan los dedos de una mano para contar las sonrisas plenas que ofreció Garbiñe Muguruza en su camino hacia la final del Open de Australia, final que disputará mañana (9.30 h). Es como si la seriedad, esa profunda e imponente seriedad de su rostro acompañada de frases cortas y secas, fuera parte de la fórmula del éxito, de la receta para volver a estar bien arriba. Por eso fue que esta semana cuando Conchita Martínez, su entrenadora, lanzó una broma audaz algunas cejas se levantaron en Melbourne. ¡Por fin algo de color! “Es como las parejas, ¿no? Todos queremos que Brad Pitt y Jennifer Aniston vuelvan a estar juntos”, dijo la aragonesa con brillo en los ojos y una leve carcajada. Fue su respuesta al insistente comentario de que ella y Muguruza están hechas para ser entrenadora y jugadora, la idea de que la fórmula que funcionó en Wimbledon 2017, cuando Martínez colaboró con Muguruza, debería hacerlo siempre.
Y lo cierto es que en Melbourne está funcionando. El resultado inicial de la dupla no fue precisamente para volar de emoción: Muguruza perdía el primer set por 6-0 ante la estadounidense Shelby Rogers. Es cierto que venía de dejar el torneo de Hobart afectada por un virus, pero lo que se vio ese 21 de enero en Melbourne Park fue alarmante. No parecía haber mucha esperanza para la ex número uno, para la campeona de Roland Garros y Wimbledon. Pero Muguruza demostró que tras ese rostro pétreo y esa seriedad de estos días hay una convicción también tallada en piedra. No está claro si su escalada al Kilimanjaro en noviembre la cambió tan profundamente –parece que sí, algo de eso hay, aunque no quiere hablar de ello–, pero lo cierto es que a partir de ese 0-6 se convirtió en un muro infranqueable. Había que verla este 30 de enero, nueve días después, escalando a la final de Melbourne.
Conchita Martínez
No hay secreto, yo amo lo que hago; he estado antes allí y sé lo que siente la jugadora”
“Garbiñe es buena. Es buena”, enfatiza Conchita, que unió fuerzas con Muguruza en noviembre, tras el final de la temporada 2019, y en una intensa preparación física y tenística de cinco semanas le cambió el tenis y la cabeza a su jugadora. “No hay secreto”, dice con modestia la campeona de Wimbledon 1994. “Yo amo lo que hago, lo hago con pasión. Y el trabajo duro siempre es importante, también el tener una buena relación con tu jugadora. Yo he estado antes allí, sé lo que siente el jugador en cada momento, y eso me da un extra muy importante para ser entrenadora”.
En sus años de jugadora, Martínez llegó a ser la número dos del mundo. Su derecha era temida, su revés era precioso, pero la procesión solía ir por dentro. Cultivaba la ironía y cierta parquedad, aunque también podía extenderse, de tanto en tanto, en sabrosos análisis. Finalista en Australia 1998, verla sufrir, gritar, sonreír y celebrar en las gradas de la Rod Laver Arena es, un poco, como haberla recuperado para el tenis. Para el español, al menos, porque en el 2019 se había dedicado a entrenar a la checa Plisková.
Cuando en el 2014 se produjo el estallido tenístico de Muguruza, al mundo del deporte no sólo le sorprendieron los 182 centímetros de la española nacida en Caracas, su sonrisa entre generosa y enigmática o sus comentarios con chispa y sonrisas. Con todo lo bienvenido que era eso en un circuito a veces demasiado hosco y plano en lo social, el gran impacto de Muguruza fue tenístico: ¡esa chica le pegaba muy bien y muy fuerte a la pelota, esa chica se movía con una autoridad y una voracidad poco habituales!
Aquella chica se convirtió en esta mujer, que en las últimas dos temporadas había perdido parte de esas virtudes. Con Conchita están regresando. “Lo puedes ver en la pista”, explica. “Está siendo muy, pero muy agresiva, al nivel que lo era cuando jugaba su mejor tenis. Coge la pelota bien pronto, maneja muy bien su juego de fondo de pista, acelera y cierra bien en la red. Es algo siempre muy agradable de ver”.
El dato
Busca su tercer grande distinto
Si Garbiñe Muguruza triunfa mañana en la final del Open de Australia se convertirá en la primera tenista española en levantar tres títulos de Grand Slam distintos. Muguruza ya ganó en Roland Garros en el 2016 y en Wimbledon en el 2017. Arantxa Sánchez Vicario se retiró con cuatro grandes en sus vitrinas: tres Roland Garros (1989, 1994 y 1998) y un Open de Estados Unidos (1994). Por su parte, Conchita Martínez fue capaz de imponerse en Wimbledon (1994).