“Le tiraron una banda de tiros”, dijo uno de los hermanos de la víctima
Por el crimen de la circunvalación juzgan a "Pacotillo" y "Miguelito"
Dos hombres están siendo juzgados por el homicidio de Carlos Alberto Farías (30), ocurrido el 15 de noviembre de 2016, entre el relleno sanitario y la casabomba N° 5. Los testigos presenciales aseguran que los agresores vaciaron dos cargadores de 9mm.
Una docena de testigos declararon este lunes en lo que fue la primera jornada en el juicio oral y público por el crimen de Carlos Alberto Farías (30), ocurrido el 15 de noviembre de 2016, en horas de la siesta, cuando junto a dos de sus hermanos y su cuñada viajaban a Santa Fe por Circunvalación Oeste. En el banquillo de los acusados se encuentran Miguel Ángel Fernández y Darío Miguel Bergallo, ambos de 30 años, conocidos en el proceso como “Pacotillo” y “Miguelito”.
Aunque se conocían del barrio, ninguno de los testigos dijo hasta el momento cuál fue el verdadero motivo del sanguinario ataque, si bien refirieron a una vieja contienda en la cual Analía Torres -cuñada de la víctima fatal y testigo del hecho-, resultó herida de bala a manos de uno de los acusados un año antes.
“No encontramos ningún proyectil dentro del occiso” dijo el médico forense Pascual Pimpinella, al referir al examen de autopsia. Farías fue atravesado de cinco disparos de grueso calibre. Uno de ellos le perforó el corazón y en su recorrido traspasó un pulmón y el hígado. Tenía dos tiros en la espalda, uno en el pecho y dos en el antebrazo izquierdo, como si hubiera intentado protegerse de sus agresores.
Ráfaga de balas
Ese día, la víctima iba al volante de una moto Honda Storm roja, junto con su hermano David, que fue el primero en resultar herido. Y más adelante, a unos 20 metros de distancia, en una moto Appia negra, viajaban su hermano mayor Ricardo y la esposa de éste último, Analía Torres.
“¡Mirá mujer, la nave que viene atrás!”, le dijo Ricardo a su esposa, que giró la cabeza para ver una Honda Falcon 400 c.c. negra y gris que se acercaba a gran velocidad con dos tripulantes. De allí salieron los primeros disparos que hirieron a sus dos cuñados, provocándoles la caída. “Nosotros también nos caímos, nos fuimos para el pasto”, recordó Ricardo, el conductor de la moto que iba adelante.
Fue una fracción de segundos, y al presagiar el peligro, ambos corrieron tomados de la mano hacia el terraplén que está entre el relleno sanitario y la casabomba N° 5 del camino de cintura. “Mirá al Bebe”, dijo Torres a su marido, al ver a Carlos tendido sobre la cinta asfáltica, pero su intención por ir en su ayuda fue repelida por una ráfaga de disparos que zumbaban en los pastizales que los obligó a tirarse de cabeza al piso.
“Venden droga, son narcos”
En la pasada, los agresores alcanzaron a cambiar de cargador o de arma -no está claro-, doblaron en “U” y regresaron en contramano para rematar al Farías que había quedado malherido. Y si bien el forense no pudo acreditar que la ejecución haya sido con el arma pegada al cuerpo, se cree que los tiros fueron a cortísima distancia y afectaron órganos vitales.
En ese lapso, el menor de los Farías, alcanzó a correr hacia el terraplén a pesar de la herida de bala que tenía en uno de sus brazos. “’Pacotillo’ fue el que disparó”, acusó David Farías este lunes ante el tribunal que integran los jueces Susana Luna -presidente-, Rodolfo Mingarini y Darío Sánchez. También identificó al conductor de la moto, a pesar de que éste llevaba puesto un casco negro, sin visera. Bergallo “se había hecho las mechas y tenía rulitos, por eso lo conocí”, dijo.
También a la distancia, su hermano Ricardo coincidió en que “le tiraron una banda de tiros. ¡Pum, pum, pum! lo cagaron a tiros al finado de mi hermano”, se lamentó. Consultados por el fiscal Martín Torres, para que digan si conocían a los imputados, los tres familiares de la víctima los sindicaron por sus apodos. “A Bergallo lo conocemos de toda la vida, vende drogas, es re nombrado en el barrio”, apuntó uno de los testigos. “Tienen su movida, venden droga, son personajes en el barrio, son narcos”. “No es la primera muerte que tienen en el barrio estos giles”, acusó.
Autor y partícipe
Previo a que declarasen los hermanos Farías, entró a la sala un muchacho que fue testigo casual del fatídico episodio. Se trata de un viajante, que ese día regresaba de la ciudad de Esperanza y se dirigía a Paraná, de donde es oriundo. Pero su vehículo sufrió un desperfecto mecánico en la circunvalación oeste y debió salir en busca de un auxilio.
En eso estaba, buscando un lugar donde hacer contacto con una antena para el celular, cuando desde la casa bomba 5 advirtió el tumulto. “Veo una moto tirada y una persona inconciente”, dijo el declarante. Si bien no pudo ver a los agresores, recordó que a la víctima la cargaron en una moto, un hombre y una mujer (Ricardo Farías y Analía Torres) y que le llamó la atención porque “los pies estaban tocando el piso”, lesiones que también fueron constatadas en la autopsia.
Pacotillo Fernández está acusado como autor de “homicidio calificado por el empleo de arma de fuego” por un hecho consumado y por uno en tentativa. En tanto Bergallo se lo acusó de los mismos delitos pero en carácter de partícipe necesario. Ambos cuentan con defensas particulares, a cargo de los abogados Iván Leguizza y Mauricio Frois.
En la jornada de apertura, la fiscalía adelantó al tribunal que solicitará 25 años de prisión para la dupla. Según la agenda oficial ,el juicio se reanudará este martes con los testigos de las defensas. El miércoles está prevista la realización de los alegatos de clausura y el la sentencia será dada a conocer el viernes a las 11 de la mañana.