Destapan red de empleados indocumentados de Trump
by El DiarioLa llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su discurso en contra de la inmigración impulsó a quienes habían sido sus empleados a denunciar públicamente a su antiguo jefe.
El mismo Trump que criticaba a los extranjeros que llegaban a Estados Unidos por supuestamente robar el trabajo a los nacionales o que generalizaba apuntándoles como criminales, se había aprovechado en sus propiedades de la inmigración indocumentada.
Durante el año pasado, el Washington Post habló con 48 personas que habían trabajado para Trump sin tener permiso de trabajo. La ahora primera familia había usado los servicios de esta gente en 11 instalaciones de Florida, Nueva Jersey, Nueva York y Virginia. Estos trabajadores habían pasado años -algunos incluso dos décadas- manteniendo limpios los resorts Trump y alimentando a sus invitados.
La mayoría de estos empleados indocumentados perdieron su trabajo o lo abandonaron después de que se hiciera público el escándalo laboral que los salpicaba. Sin embargo, la organización Trump -aún propiedad del presidente aunque dirigida por su hijo mayor-, asegura que no sabía si los inmigrantes tenían permiso para trabajar o no. Por su parte, la Casa Blanca desprestigió las investigaciones del diario llamándolas “basura de tabloide”.
Margarita Cruz, una de las limpiadoras de la familia presidencial, dijo que Trump preguntaba a cada inmigrante que trabajaba para él su nombre, cuánto tiempo llevaba en el lugar y si le gustaba. Tras la pequeña conversación, Trump les daba un billete de $50 o $100 dólares.
El miedo se extendió entre el personal de la organización Trump cuando su jefe llegó a la presidencia hasta que un día, Sandra Díaz y Victorina Morales -ambas en algún momento limpiadoras en Bedminster- decidieron hacerse visibles y hablaron con the Post, The New York Times y otras publicaciones. Lo hicieron, según ellas mismas explicaron, para sacar a la luz la hipocresía del presidente.
Un año después de estos contactos con la prensa, Díaz y Morales ya no trabajan para Trump y las denuncias no han tenido repercusión legal para organización Trump. Tampoco se conoce ningún caso de deportación derivado de lo que revelaron las mujeres pero, aún así, amigos y colegas las han tachado de traidoras por poner sobre la mesa un tema que afecta a la economía sumergida de EEUU. Aún así, ellas insisten en que valió la pena.