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Pese a que el informe de Naciones Unidas sugiere una fuerte conexión entre riñas e ingesta de alcohol, expertos afirman que también hay causas culturales. José Luis Guzmán / El País

Consumo de alcohol es uno de los mayores detonantes de riñas en Cali

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No es posible separar las riñas del consumo de bebidas alcohólicas. Es bajo ese criterio que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Unodc, realizó su informe sobre estos hechos de violencia en Cali, presentado a las autoridades locales en el mes de septiembre pasado.

El estudio no solo publica un mapa en el que revela las comunas más golpeadas por las riñas, basándose en datos de enero del 2017, cuando se reportaron 934 casos a la Línea 123 de la Policía Metropolitana, sino que amplía el espectro a las zonas en donde hay más presencia de establecimientos dedicados al expendio de alcohol.

Estas son las comunas 2, 3, 8, 9 y 19, de las cuales, según el mapa (ver gráfico), la 3 y la 9 son las zonas en donde más registraron llamados por estos hechos de intolerancia.

Pero, ¿y el resto de comunas no son igualmente afectadas por la gran presencia de estos locales?

De acuerdo con las conclusiones del estudio, “no necesariamente el hecho de que existan muchos o pocos establecimientos de comercio en un área específica limita la existencia de hechos asociados a riñas”.

“Esto quiere decir que puede existir un solo establecimiento, sin embargo, el impacto de ese solo establecimiento puede desencadenar en que presenten demasiados hechos violentos por el consumo de licor, falta de control de los propietarios, consumo de sustancias psicoactivas, etc”, anota el informe, que contempló el impacto de un establecimiento en un área de 200 metros cuadrados.

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Esto explicaría por qué, pese a que hay una fuerte concentración de riñas en el centro de Cali (comunas 3 y 9), la mayoría de los casos se concentran en el oriente de la ciudad, de acuerdo con el mapa publicado por la Unodc.

Para Pablo Uribe, subsecretario de Seguridad de Cali, el licor es un desinhibidor de la psiquis que puede llegar a motivar situaciones de violencia, según determinadas circunstancias y lugares.

“Por ejemplo, en algunos barrios del oriente y la ladera de Cali, a la gente le gusta departir con licor de por medio, pero pasa que son zonas en donde hay una gran presencia de armas de fuego ilegales, lo que se convierte en un ‘cóctel mortal’, en especial los domingos”, anotó el funcionario.

Cabe recordar que, históricamente, ese día es el más violento de toda la semana en Cali. Es por eso, indicó Uribe, que desde el 2017 se viene implementando la estrategia de ‘Domingo Seguro’, que lleva entretenimiento sano a las zonas más violentas de la capital vallecaucana.

“Es cierto que sigue siendo el día más violento de la semana, pero lo importante es que la disminución ha terminado por impactar la dinámica general de homicidios de todo Cali, al pasar de un histórico de nueve a cinco casos ese día”, destacó.

Sin embargo, las riñas no solo son atribuibles al consumo de sustancias embriagantes.

Tan solo el pasado sábado 7 de diciembre, tras el triunfo del América en la final de la Liga Águila, se presentaron 366 riñas. Estos parecen ser hechos tan recurrentes en la capital vallecaucana que, según indicadores de la Policía Metropolitana, solo en septiembre se registraron más de 15.000 casos.

Para Andrea Buenaventura, socióloga y antropóloga de la Universidad Icesi, “la cultura caleña tiene un patrón de riñas bastante fuerte, muy influenciada por la narcocultura de los años 80 en la ciudad, lo que generó una idea fuerte desde la imagen y el poder. Entonces las riñas están muy ligados a algo de estatus social, de que en una pelea se determine quién manda, quién tiene poder sobre el otro”.

Explicó que el hecho de que la mayoría de riñas se presenten en el oriente de Cali se debe, en parte, a que terminan agravándose por diferentes aspectos, como microtráfico, porte de armas y conflictos entre pandillas.

“Cuando llegan fechas socialmente muy especiales, como diciembre, es usual que las riñas sean más frecuentes que en otros momentos del año, porque demandan muchas emociones colectivas y el consumo de alcohol aumenta”, aseveró Buenaventura.

De acuerdo con cifras entregadas por la Policía Metropolitana de Cali, en diciembre del año pasado se presentaron 194 casos de riñas asociados a lesiones personales.

Cabe recordar que según el Artículo 27, Numeral 1 del Código Nacional de la Policía, la persona que participe en una riña puede ser multada con $110.416.

“Lo que hacemos es mediar entre las partes involucradas, pero si ellos insisten en la confrontación, se les impone un comparendo. Y si hay lesiones personales, podría ser considerado un caso de tipo penal”, explicó Luis Araque, asesor jurídico de la Policía de Cali.

Posibles soluciones

Entre los llamados de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito para hacerle frente a las riñas, “se debería hacer una fuerte intervención en términos de inspección, vigilancia y control de establecimientos de comercio, con el fin de identificar el cumplimiento de normas”.

A su vez, Diego Ricardo Quintero, miembro de la Oficina, quien dirigió la investigación, señaló: “El diseño de estrategias para la prevención de riñas y lesiones personales por riñas en el territorio pone de presente la necesidad de la articulación institucional entre las autoridades locales. Si bien la Policía es fundamental para atender estos casos, los programas encaminados a mejorar la convivencia en los territorios y la prevención situacional son claves para disminuir el fenómeno”.