En muchas ocasiones comemos sin tener sensación de hambre por factores como estrés o ansiedad, generando conductas alimenticias poco saludables. A esto se le conoce como "hambre emocional".
Expertos indican que esta conducta se va instaurando poco a poco, convirtiéndose en una costumbre comer sin sentido, en comer por comer.
Es recomendable que, una vez identificado el hambre emocional, se acuda a la comida y se escriba en un papel las razones por las que se está comiendo justo en ese momento. Esto ayuda a responsabilizarnos más sobre la situación para controlar tal conducta o hacerla desaparecer completamente.
Sin embargo, existen pasos para controlar el hambre emocional
1. Acudir al nutricionista o a un psicólogo en paralelo.
2. Tratar de poner nombre a las cosas, ser objetivo y de tener una visión crítica de uno mismo, para ser consciente de que se necesita ayuda y ponerse a ello.
3. Darse un margen de tiempo a la hora de aplicar las herramientas que facilite el profesional, ya que cuesta cambiar un hábito.
4. Realizar técnicas de relajación y respiración cuando aparezcan repentinamente esas ganas de comer de forma inapropiada.
5. No dejarse llevar por el "me apetece", sino poner cabeza a la hora de comer.
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