Elecciones en Boca: el efecto Riquelme y la "paliza" de los 22 puntos de diferencia
Los resultados finales marcaron un triunfo contundente de Identidad Xeneize encabezada por Jorge Amor Ameal, y con Román como bandera.
by Pablo GravelloneEl efecto Juan Román Riquelme provocó en las elecciones de Boca una catarata de votos que ni los más extremistas de los principales sectores políticos se animaron a presagiar. Nadie pensaba en un triunfo por 22 puntos de diferencia del lado de Jorge Amor Ameal, y tampoco nadie suponía un piso tan bajo de votos del lado del oficialismo. El 10 ganó uno de los partidos más importantes de su vida, aunque esta vez sin los cortos ni los botines, simplemente con el magnetismo que genera en los hinchas el máximo ídolo de la historia del club.
Desde que Riquelme se decidió a meterse de lleno en las elecciones de Boca, rompió el mapa político. Todo venía dentro de carriles normales hasta que anunció que se sumaba a Identidad Xeneize. El oficialismo lo buscó insistentemente, incluso con llamados de Mauricio Macri. También José Beraldi intentó sumarlo a sus filas. Pero Román eligió a Ameal para jugar y terminó definiendo las elecciones. El efecto Riquelme.
Los números finales del escrutinio realizado en la Bombonera se conocieron pasadas las 4 de la madrugada. El recuento fue lento y tedioso. Jorge Ameal fue electo presidente con un total de 20.045 votos contra 11.607 votos del oficialismo y 6.225 votos de Beraldi. El triunfo fue tan contundente que abruma: 52,84% contra 30,60%. El otro 16.14 % corresponde a la tercera fuerza. Además, hubo 59 votos nulos.
En el oficialismo creían que tenían un piso cercano a los 15 mil votos. No llegaron. Identidad Xeneize creía que podía ganar por 10 puntos pero la diferencia fue muy superior. Riquelme rompió las elecciones.
Pasada la medianoche, el candidato oficialista Cristian Gribaudo había reconocido la derrota y la cuenta oficial de Boca publicó que, escrutadas 90 mesas, la tendencia era irreversible. Eran las 2 de la madrugada. De esta manera, Ameal ya sabía que había ganado con bastante amplitud, pero el resultado final superó las mejores expectativas de su comando de campaña.
De hecho, durante toda la jornada desde el sector de Ameal, Pergolini y Riquelme hablaban de una diferencia de 10 puntos, aunque siempre dependiendo de la cantidad de socios que votaran. Creían que podían llegar, como máximo, al 48% de los votos. Finalmente superaron ese techo. El efecto Riquelme fue más grande de lo que ellos mismos habían calculado.
Del lado del oficialismo suponían un piso de 15 mil votantes por lo que si la elección no superaba los 30 mil socios podían lograr un triunfo ajustado. Con un mayor caudal de votantes, decían con prudencia, se podía complicar mucho. También le fallaron los cálculos a Gribaudo, Crespi y compañía: no llegaron al piso que creían tener y perdieron por una diferencia que en la jerga se le dice "paliza".