“Estamos comprando tiempo”: bananeros de Urabá sobre hongo Fusarium
Desde el hallazgo del organismo en el departamento de La Guajira el pasado agosto, el gremio implementa estrictas medidas de bioseguridad para bloquearle la entrada a otras regiones del país. Todavía no existe un tratamiento efectivo para combatirlo.
by Valeria Cortés Bernal / @cortesbernal_vEl pasado agosto, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) declaró la emergencia nacional por el hallazgo del hongo Fusarium Raza 4 Tropical (Foc R4T) en unos cultivos de banano en el departamento de La Guajira. El organismo ataca a al menos ocho variedades de esta planta en Colombia y hasta el momento, no hay un tratamiento exitoso para combatirlo.
El hongo invade el sistema vascular de la planta de banano y le impide recibir agua y nutrientes, por lo que termina asfixiándola. A esta enfermedad se le conoce como marchitez por Fusarium y sus síntomas se asemejan a los de la deshidratación: el tallo de la planta se agrieta por la falta de nutrientes y sus hojas adquieren una tonalidad amarillenta, hasta que se quiebran en la base y forman una especie de ruana o capa sobre el tallo.
Si bien el hongo no contamina a la fruta del banano (que se puede consumir sin problema) si no se controla, podría acabar con toda la producción bananera de una región en cuestión de meses. El organismo ha sido reportado en 18 países desde los años noventa, incluyendo Malasia, Filipinas, Australia, China e Israel. Las pérdidas económicas a nivel global que ha ocasionado desde su aparición superan los US$277 millones.
Colombia fue el primer país que reportó la enfermedad en América. Desde entonces, los bananeros nacionales y el gobierno han volcado sus esfuerzos en controlar al hongo en La Guajira, como también en prevenir su dispersión a otras regiones como Magdalena y Urabá.
¿Por qué es grave que el hongo esté en Colombia?
En 2018, el país exportó 101,4 millones de cajas de banano, principalmente a la Unión Europea, esto equivale a US$868,7 millones, según cifras de la Asociación de Bananeros de Colombia (Augura), que representa al 73 % de los productores y comercializadores de banano a nivel nacional.
Una de las variedades afectadas por el Foc R4T se denomina Cavendish, el principal banano de exportación en el mundo y el que más vende Colombia en el ámbito internacional. El Cavendish ya era resistente a otras razas del hongo Fusarium, de hecho, esa fue la razón por la cual se masificó su cultivo en los países bananeros durante los años 70, luego de que la raza 1 del hongo se propagara por el mundo y acabara con grandes áreas de producción del banano Gros Michel, el más comercializado en ese entonces.
Así luce una planta de banano en un grado extremo de marchitez por Fusarium. Valeria Cortés
El Cavendish no ha sido igual de resistente ante el Foc RT4, una cepa más virulenta y agresiva que puede permanecer en el suelo hasta 30 años y cuyos síntomas se hacen visibles entre 5 y 8 meses después de que la planta fue atacada.
“Al día de hoy, no hay ningún producto que pueda controlar este hongo y que sea económicamente viable”, asegura Gabriel Jaime Elejalde, Director Regional de Augura en Urabá. “Estamos comprando tiempo con bioseguridad”.
Elejalde se refiere a una serie de acciones encaminadas a evitar el movimiento del hongo, que se transmite principalmente por el suelo. Son, en esencia, protocolos para prevenir el ingreso de agua, calzado, herramientas y vehículos que puedan estar contaminados .
“El principio básico es entrar limpio y salir limpio”, explica Emerson Aguirre, presidente de Augura. Según Aguirre, en Colombia se han implementado otras medidas de contención exitosas que ni siquiera se realizan en países que ya conviven con el hongo, como Australia. Estas incluyen áreas para la limpieza de los carros que entran y salen de las fincas y un proceso de desinfección de los contenedores en los que se exporta la fruta.
Las acciones están consignadas en una resolución del ICA expedida en octubre de este año. Esta indica que los productores deben realizar adecuaciones de infraestructura en las plantaciones mediante puertas, zonas de recibo de visitantes alejadas de cultivos, áreas de limpieza y desinfección del calzado, entre otras. Esta infraestructura no debe ser necesariamente compleja o costosa mientras cumpla con las medidas de bioseguridad estipuladas.
Los predios productores de banano deben cumplir con esos parámetros de aquí a abril de 2020 o, de lo contrario, se les cancelará su registro de exportación, aseguró la entidad.
En La Guajira, además de que deben cumplir con las estrictas medidas en las zonas no contaminadas, se han establecido tres anillos de seguridad alrededor de las que sí contienen el hongo. En ellas, se limita el ingreso del personal al cultivo y se deben eliminar todas las plantas que presenten síntomas de la enfermedad. Según el ICA, van 180 hectáreas erradicadas.
“Esos productores están teniendo pérdidas grandes y hacen esfuerzos enormes al cultivar en áreas que no tienen la presencia de la enfermedad”, asegura Elejalde.
De acuerdo con el directivo, el gremio se preparó durante cinco años para enfrentar una contingencia como esta, sin embargo, al no existir una cura para la marchitez por fusarium, solo pueden limitarse a contener la enfermedad hasta que se encuentre una variedad resistente a la cepa, como en algún momento lo fue el banano Cavendish.
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A nivel mundial se están empezando a hacer pruebas con variedades promisorias que no son 100 % resistentes, sin embargo, nada garantiza que estas serán bien recibidas en el mercado. Colombia está avanzando con sus propias investigaciones por medio de instituciones como el Centro de Investigaciones del Banano (Cenibanano), que depende de Augura, y la Corporación colombiana de investigación agropecuaria, Agrosavia.
Augura informó que hasta el momento ha capacitado a unas 24.000 personas en bioseguridad y ha realizado dos simulacros de planes de contingencia. También anunció que invertirá anualmente alrededor de US$1’000.000 en los próximos cuatro años para proyectos de infraestructura y mejores prácticas agroindustriales. Esperan que este incentivo, sumado a sus esfuerzos por controlar el Foc R4T, permitan mantener a flote un sector que genera 35.000 empleos directos en Colombia.
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Valeria Cortés Bernal / @cortesbernal_v
Economía
“Estamos comprando tiempo”: bananeros de Urabá sobre hongo Fusarium
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