El obispo de Posadas llamó a los tres nuevos sacerdotes a “dar la vida”
Posadas (Misiones) (AICA): El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, ordenó sacerdotes a los diáconos Francisco Javier Alegre, Víctor Abelardo Benítez y Leandro Germán Kuchak, a quienes les recordó que están llamados a “dar la vida”, que no es otra cosa que “tener un corazón compasivo, cercano, salir al encuentro de todos y contarles que Dios los ama, no por ser perfectos, sino por ser sus hijos”.
El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, ordenó sacerdotes a los diáconos Francisco Javier Alegre, Víctor Abelardo Benítez y Leandro Germán Kuchak, en una misa en la catedral San José.
Los nuevos presbíteros estuvieron acompañados por los sacerdotes de las diócesis de Posadas, familiares de los ordenados, algunos diáconos y numerosos fieles de las comunidades parroquiales.
En la homilía, monseñor Martínez invitó a los tres nuevos sacerdotes a ser puentes entre Dios y la comunidad, y destacó el gozo que significan estas ordenaciones en tiempos en que siempre desde diferentes lugares se busca alejar a los jóvenes de Dios.
“Agradezco a Dios por esta bendición, porque sus familias dijeron que sí y los acompañaron en esta decisión. A partir de este momento, ustedes se transforman en puente de Dios con los hombres y son para el pueblo de Dios”, expresó.
“Estas ordenaciones son muy significativas para la misión evangelizadora de la Iglesia, porque todos sabemos la gran necesidad de sacerdotes que hay siempre. Nos gusta decir que 'la mies es mucha y los operarios no son tantos'”, añadió.
El prelado también dio gracias a Dios porque “va proveyendo, pedimos por más, pero Dios va proveyendo y por eso queremos tener un corazón agradecido”.
Asimismo, recordó que “cada uno de nosotros está llamado por Dios a diferentes vocaciones y a estos tres jóvenes los llamó a servirlo desde el sacerdocio, a ser puentes entre Él y su pueblo. Ellos han experimentado esta vocación, este llamado y le dijeron que sí al Señor”.
“Este sacramento que es de segundo grado de la Iglesia imprime el carácter y la gracia del Padre, en el corazón de estos jóvenes para siempre”, sostuvo.
El obispo explicó que la vocación del sacerdocio es un “llamado a ser puentes” y está anclado profundamente en el llamado que hace Dios y en la respuesta de estos jóvenes.
“Este puente está anclado una parte en Dios y la otra en el pueblo, es por eso que son ‘puentes de Dios para el pueblo de Dios’ y esto es bueno tenerlo profundamente comprendido”, puntualizó.
Por último, monseñor Martínez les recordó a los nuevos sacerdotes que están llamados a “dar la vida”, que “no es otra cosa que amar y tener los mismos sentimientos que Cristo Jesús, tener un corazón compasivo, cercano, salir al encuentro de todos y contarles que Dios los ama, no por ser perfectos, sino por ser sus hijos”.
“Debemos ser humildes y compasivos para llevar amor a donde reina la soberbia y la maldad y así poder ser verdaderos puentes entre Dios y su pueblo. Siempre es bueno que recordemos que por más de que el tiempo pase rápido, y tengan muchas cosas o tareas para hacer, lo que no pasa nunca es el amor de Dios derramado en las comunidades. La vida pasa rápido pero el servicio y el amor no lo hace”, concluyó.+