Lopetegui prima el trabajo grupal por encima de las individualidades

Los delanteros del Sevilla

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Chicharito, Dabbur y Munir conversan en Pamplona.AFP

Al espectador neutral, a ese que sigue al Sevilla de vez en cuando, alternando algunos partidos completos con resúmenes televisivos, verá que el equipo andaluz ha recuperado su tradicional gen competitivo, pero le falta algo para dar un salto real de calidad, que no es otra cosa que la pegada. En sólo cinco de las 16 jornadas ligueras ha hecho más de un gol y sus delanteros están lejos de asomarse a la lista de los máximos artilleros. El bloque por encima de las individualidades, aunque si éstas apareciesen (o tuvieras la oportunidad de hacerlo) todo sería más sencillo. Apostar por un modelo no debería dejar en la cuneta otos perfiles de atacantes.

La gestión de la delantera es uno de las críticas más habituales hacia el entrenador, al que, con la clasificación en la mano, pocos peros se le pueden poner. Sin embargo, el aficionado sevillista sabe que la plantilla tiene más recursos ofensivos de los empleados hasta la fecha. Y Pamplona ha vuelto a reabrir el debate. Munir, más fuera de las convocatorias en Liga que jugando como titular, hizo anoche el único gol del equipo. Es el máximo artillero de la Europa League y el pasado año, llegando en enero, mostró que está capacitado para ser titular... ¿Por qué no juega más?

Julen Lopetegui prima el trabajo colectivo, es decir, defender como un bloque por encima de esas dosis de magia que cada atacante pueda aportar en la parcela ofensiva. Para destrozar defensas ya tiene a Lucas Ocampos (por potencia), quien también se faja en el trabajo defensivo. No obstante, nadie discute la titularidad y el liderazgo del argentino. Son las posiciones de Nolito y Luuk de Jong las que todavía chirrían o están en el alero. El trabajo el holandés es innegable y ayuda al Sevilla cuando lo presionan muy arriba, aunque tiene un pleito pendiente con el gol. Dos dianas son muy pocas.

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Y también está el asunto Nolito. Se ha ganado la oportunidad ofrecida por Lopetegui al inicio del curso. En cambio, como le ocurre quizás a Joan Jordán, en cuanto las fuerzas propias y ajenas se han igualado, su rendimiento ha descendido. Está un punto por debajo de sus marcadores e incluso de sus compañeros, quien esperan su oportunidad goleando en la Europa League. Dabbur, por ejemplo, debutó ayer en LaLiga. Un palo en menos de un cuarto de hora contra un rival encerrado. Todos quieren jugar, pero Lopetegui parece hombre de ideas fijas. El israelí no le gusta, no le ve nivel para su idea de juego. ¿Injusticia o realidad? Con lo poco que ha jugado parece más lo primero que lo segundo.

Porque Chicharito, la otra alternativa real para sentar a Luuk de Jong, tuvo una mala noche en el remate y buena en el desmarque. El equipo nervionense necesita intimidar cuando se siente acosado, salir con velocidad, como la contra del 0-1, el gol anulado al mexicano o el penalti que el VAR desmintió. El ramillete es amplio. Y el club se plantea firmar en enero (dejando salir, claro), aunque quizás todavía esté a tiempo de ver que su plantilla goza de alternativas suficientes como para activar un ataque cuya función principal es ayudar a defender cuando llega el 1-0. Quizás haya llegado el momento de encender el Sevilla de los goles. O no.