La hora del diablo
by Héctor De Mauleón“Mi señor Lucifer Rey de Reyes sea cual sea mi destino solo tu lo sabes y lo acepto como uno de tus hijos mas fieles cobija con tus alas negras a mis amadas mascotas ya nos volveremos a ver se los prometo (sic)”, escribió en su muro de Facebook Óscar García Guzmán, El Feminicida de Santín.
A finales de octubre, personal de la fiscalía general de justicia del Estado de México ingresó en un domicilio ubicado en Ponciano Díaz 36, colonia Villas de Santín, Toluca. Seguía el rastro de una joven de 23 años, que había sido reportada como desaparecida: Jessica Jaramillo Orihuela.
En aquella casa habitaba García Guzmán, un estudiante de sicología de la Unitec. El alumno no fue localizado, pero sí los restos de Jessica, con señales de estrangulamiento. La policía localizó también los restos de otras dos jóvenes que estaban reportadas como desaparecidas desde febrero y marzo de 2019: Martha Patricia Nava y Adriana González Hernández.
Un vecino dijo que al advertir que frente a su casa había varias unidades oficiales, García Guzmán había logrado escabullirse. En la casa quedaron sus mascotas y, entre otros objetos, dos cajas de teléfonos celulares —en las que figuraban los números de los aparatos.
En su página de Facebook, a nombre de Alexander Anderson, el prófugo escribió: “En otro momento en otro lugar pero se los juro los volveré a ver, los estare esperando Gronda Demona Paz Petra siempre los llevare conmigo mi único arrepentimiento en esta vida es no haberlos podido ayudar y sufro mucho por ello se los debo, si por la buena no optube respuesta tomare otro camino sean fuertes, que empiece el derrame de sangre de mujeres ya que el de mis mascotas a nadie le importa, Lucifer los cuide mucho mis niños y perdón (sic)”.
Cuando ocurrió el hallazgo de los cuerpos, según los trabajos de inteligencia de la fiscalía general y la Secretaría de Seguridad, García Guzmán comenzó a tener contactos telefónicos con su madre. Luego, ella cambió de aparato, a fin de que las llamadas no fueran detectadas. Cuando el contacto se restableció, hablaron durante 40 minutos.
El feminicida de Santín se reunió poco después con su madre. Fue escondido en un domicilio familiar, ubicado en Huixquilucan. En los días que siguieron, el teléfono de la señora Guzmán comenzó a dejar registros en la antena de ese perímetro.
Desde los primeros días, Óscar García dejó de usar uno de los dos teléfonos de que disponía. A través del otro intercambió mensajes con su hermana. Registró interacciones constantes en WhatsApp “hasta muy entrada la madrugada”. Mientras, subió a su página los boletines de búsqueda de las jóvenes que había asesinado y comenzó a hacer constantes referencias al libro Asesinos en serie, de Robert Ressler.
Según un reporte oficial consultado por el columnista, El feminicida de Santín imitaba las acciones narradas en dicha obra: entre ellas, estrangular a las víctimas.
Mientras la policía lo buscaba, García Guzmán regresó con su madre a Toluca y más tarde se movió hacia la Ciudad de México. Comenzó a conectarse con las redes públicas de WiFi. Se le detectó de manera constante en las colonias Roma Norte, Juárez y Cuauhtémoc. La policía determinó que diariamente se movía en el Metrobús que corre por Insurgentes. Una noche lo detectaron en Jaime Torres Bodet 104, colonia Santa María la Ribera. Pero al poco tiempo se escabulló.
A mediados de noviembre, García Guzmán dejó varios comentarios en la página de Facebook de la activista FridaGuerrera Guerrera, que documenta y denuncia esta clase de agresiones. “Te Mande Inbox Pendeja Perra, Cuando Lo Leas Sabras Que Soy Oscar Garcia Guzman (sic)”. Otro comentario decía: “Quiero llegar a un acuerdo, saber que fue de mis mascotas, de lo contrario habrá más pendejas muertas”. En la cuenta de “Alexander” aparecían fotos de García Guzmán en combate (es experto en Krav Maga, un arte marcial israelí) y mensajes como el siguiente: “Quieres aprender a matar, no hay nada mejor que Krav Maga”.
El llamado Monstruo de Toluca le escribía diariamente a la activista FridaGuerrera, quien lo había llamado “pendejo” y “don nadie”: le relató el asesinato de cinco personas, entre ellas su propio padre. Ella comenzó a responderle con la intención de mantenerlo en línea, a fin de que la policía del Edomex lo ubicara. Así ocurrió.
El viernes pasado lo sorprendieron comiendo una torta en el Casco de Santo Tomás. Su madre intentaba conseguirle un amparo. Una versión dice que, al ser sometido por los agentes, García Guzmán intentó suicidarse con caramelos envenenados.
“O me dan información de que fue de mi gato y tres perros o el próximo mensaje será sobre el cadáver de una mujer”, había escrito.
No se sabe aún si alcanzó a cumplir dicha amenaza.