Documentos oficiales revelan que el Gobierno lleva años mintiendo sobre la fracasada guerra de Afganistán
by Ivette LeyvaEl Gobierno estadounidense ha ocultado a los ciudadanos la verdad sobre la guerra en Afganistán durante 18 años, publicitando declaraciones optimistas cuando las cosas marchaban mal y ocultando pruebas de que este conflicto es imposible de ganar y de que la corrupción corróe este el empobrecido país, según revela una investigación del diario The Washington Post con documentos confidenciales del Departamento de Defensa.
El Congreso creó en 2008 una Oficina del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, en inglés), para investigar cualquier fraude o despilfarro asociado con este conflicto. Después de tres años y dos demandas federales, el diario ha podido acceder a 2,000 páginas de documentos de esta Oficina, con notas inéditas de entrevistas con personas que jugaron un papel directo en la guerra, desde generales y diplomáticos hasta trabajadores humanitarios y funcionarios afganos.
Por su importancia, esta investigación recuerda a los Papeles del Pentágono, un análisis secreto de 7,000 páginas realizado por el Ejército sobre la guerra de Vietnam que fue publicado en 1971 por el diario The New York Times tras una encarnizada batalla legal.
La guerra de Vietnam costó la vida a 58,000 estadounidenses entre 1955 y 1975. La guerra de Afganistán, que comenzó en represalia por los atentados terroristas de 2001 en Nueva York y Washington, aun sigue en marcha; han muerto más de 2,400 estadounidenses.
En 2014, SIGAR inició un proyecto titulado Lecciones Aprendidas para diagnosticar los fallos cometidos en esta guerra, entrevistando a más de 600 personas con experiencia de primera mano, la mayoría eran estadounidenses, pero también aliados de la OTAN y unos 20 funcionarios afganos.
“Carecíamos de una comprensión fundamental de Afganistán; no sabíamos lo que estábamos haciendo”, dijo en una entrevista en 2015 Douglas Lute, un general del ejército de tres estrellas que supervisó este conflicto para la Casa Blanca durante los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama.
“¿Qué estamos tratando de hacer aquí? No teníamos la menor idea de lo que estábamos emprendiendo”, explicó, “Si el pueblo estadounidense supiera la magnitud de esta disfunción… 2.400 vidas perdidas… ¿Quién dirá que esto fue en vano?”.
SIGAR ha publicado siete informes desde 2016 que destacan los problemas en Afganistán y recomiendan cambios para estabilizar el país, pero dejó inéditas las entrevistas más críticas y los nombres de más del 90% de los entrevistados.
A través de las demandas legales, The Washington Post tuvo acceso a los documentos e identificó a 33 entrevistados. NBC News no ha podido corroborar aún de forma independiente esta información.
John Sopko, el director de SIGAR, ha reconocido ahora que estos documentos demuestran que “se ha mentido de forma constante al pueblo estadounidense”.
Más de 775,000 militares estadounidenses se han desplegado en Afganistán desde 2001, según el Departamento de Defensa. Además de los 2,400 muertos, hay 21,000 heridos.
El Gobierno se ha gastado casi 1 billón de dólares en este conflicto, de acuerdo con una estimación ajustada a la inflación calculada por Neta Crawford, profesora de Ciencias Políticas y codirectora de los costos de Proyecto de Guerra en la Universidad de Brown.
“¿Qué obtuvimos por este esfuerzo de ese billón? ¿Valió la pena?”, se preguntó en una entrevista Jeffrey Eggers, miembro retirado de las fuerzas especiales de la Marina y oficial de la Casa Blanca con Bush y Obama. “Osama [Bin Laden] probablemente se estaba riendo en su tumba acuática teniendo en cuenta cuánto hemos gastado en Afganistán”, añadió.
El diario también tuvo acceso a decenas de miles de páginas de memorandos del ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld, obtenidas mediante una demanda por el National Security Archive, un instituto de investigación sin fines de lucro con sede en la Universidad George Washington.
“Puedo ser impaciente. De hecho, sé que estoy un poco impaciente”, escribió Rumsfeld en un memorando a varios generales y ayudantes de alto rango en 2001, “nunca vamos a sacar al Ejército de Afganistán a menos que tengamos cuidado de ver que está sucediendo algo que proporcione la estabilidad necesaria para que nos vayamos”.
Sin objetivo claro
Bush lanzó la invasión inicial en 2001 como represalia contra Al Qaeda por los atentados, puesto que sus líderes eran ocultados en este país por el régimen talibán.
Pero a medida que avanzaba la guerra, los objetivos y la misión fueron cambiando, de acuerdo con las entrevistas obtenidas por el diario. Algunos funcionarios querían usar el conflicto para convertir a Afganistán en una democracia, mientras que otros querían transformar la cultura afgana y mejorar los derechos de las mujeres, o alterar el equilibrio de poder regional entre Pakistán, India, Irán y Rusia.
Tampoco estaba claro quién era el enemigo: ¿Al Qaeda, los talibanes, Pakistán, el Estado Islámico (ISIS)?
“No veo quiénes son los malos”, se quejó Rumsfeld el 8 de septiembre de 2003, “somos lamentablemente deficientes en inteligencia humana".
Mentiras al público estadounidense
Los documentos dejan además en evidencia que el Pentágono le ha mentido sistemáticamente a los estadounidenses.
Después de regresar de una misión de investigación en Afganistán, Barry McCaffrey, un general retirado, informó que los talibanes se estaban fortaleciendo. “Los líderes afganos están todos aterrorizados por que nos retiremos de Afganistán de puntillas en los próximos años (…) y todo se colapse de nuevo en el caos”, escribió en junio de 2006.
Dos meses después, Marin Strmecki, asesor civil de Rumsfeld, le entregó a éste un informe secreto de 40 páginas revelando que el creciente y enorme descontento popular contra el Gobierno afgano por su corrupción e incompetencia.
Pero en un discurso en octubre, Rumsfeld aseguró: “Cinco años después, hay una multitud de buenas noticias (…) Si bien en algunos círculos se ha puesto de moda llamar a Afganistán una guerra olvidada, o decir que Estados Unidos ha perdido su enfoque, los hechos contradicen los mitos”.
Desde entonces, casi cada secretario de Defensa se ha referido a “avances” en la guerra.
Cifras manipuladas
Una persona identificada sólo como un alto funcionario del Consejo de Seguridad Nacional dijo que había una presión constante por parte de la Casa Blanca y el Pentágono bajo la presidencia de Obama para producir cifras que mostraran que el aumento de tropas de 2009 a 2011 estaba funcionando, a pesar de la fuerte evidencia de lo contrario.
“Era imposible crear buenas métricas. Intentamos utilizar el número de tropas entrenadas, los niveles de violencia, el control del territorio y nada de eso pintaba una imagen precisa ", dijo esta persona en 2016, “las métricas siempre fueron manipuladas durante la guerra”.
“¿En serio? Entonces, si estamos haciendo un trabajo tan bueno, ¿por qué parece que estamos perdiendo?”, dijo a los entrevistadores en 2015 Michael Flynn, general retirado del Ejército quien hizo varias giras a Afganistán como funcionario de inteligencia.