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"Compañeros, necesitamos que nos critiquen"

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A pesar de que no se atreven a promover lo que consideran “cambios esenciales”, apuntan a exigencias para que el gobierno deje de manejar el destino del béisbol, deporte que ha llevado a la isla a los primeros planos de la fama pelotera a lo largo de la historia.

El béisbol cubano enfrenta una crisis profunda. Desde hace años se escucha que ha perdido su reinado, que ya no es la disciplina por excelencia. No es noticia la crisis pero sí el hecho de que no saben qué hacer. Plantean una “consulta” que produce hilaridad a unos y recelos a otros.

Una historia que comienza en 1860, cuando el deporte llega a la patria de Martí de la mano de cubanos que estudiaban en los Estados Unidos, así como también marineros americanos que hacían escala en los puertos de Cuba. Llegó para quedarse y, desde entonces, el béisbol se extendió rápidamente por toda la isla. Los peloteros caribeños en general, pero cubanos en particular, han sido emblemas de buen deporte en todas las series a lo largo de todos los tiempos. El llamado Club de Béisbol de La Habana (Habana Base Ball Club) fue el primer equipo de béisbol del que se tenga conocimiento, no solo en Cuba, sino en toda América Latina.

Cualquier país que quisiera mejorar sus niveles de rendimiento en este deporte, se cuidaba de contratar buenos peloteros cubanos para integrar sus equipos. Pero hoy las cosas han cambiado. Medio siglo de revolución acusa agotamiento de un modelo controlador que hoy parece estar a la raíz de lo que se vive en la actualidad como “la crisis del béisbol cubano”. Inconcebible habría resultado apenas un par de años atrás la convocatoria a una consulta para decidir qué hacer al respecto. Una “comisión consultora” se propone recorrer todo el país buceando en la “sabiduría popular” para encontrar la manera de sacar del letargo al otrora invencible béisbol cubano.

"Comenzamos a perder"

Frases como ésta se escucharon y leyeron de los deportistas cubanos: "Con la inclusión de los profesionales de otros países, comenzamos a perder con más frecuencia"… “Necesitamos recuperar el ojo del tigre”. República Dominicana había vencido a Puerto Rico y se coronaba en la tercera edición del Clásico Mundial en 2013.

“Que el béisbol cubano está en crisis ya no es noticia. Tampoco un chiste – escribe Eric Caraballoso en OnCubaNews- Las continuas derrotas y papelazos de nuestros peloteros, lo mismo en Juegos Panamericanos que ahora en el Premier 12, lo que dan es ganas de llorar, de romper un búcaro –para no tirárselo a alguien, probablemente inocente– y ponerse colorado de la vergüenza y la indignación. Eso, si todavía nos quedase un mínimo de orgullo y sangre en las venas (…) Lo cierto es que, ante tanta inconformidad y humillación, es imposible cruzarse de brazos. Ante tanto palo recibido y –lo peor– muy probablemente por recibir, se hacen necesarias soluciones urgentes”.

"Nacimos para vencer y no para ser vencidos"

El declive venía incubándose pero se manifestó en los campos hasta el punto de que Cuba ni figuraba en finales: “La Revolución nos educó en aquello de que nacimos para vencer y no para ser vencidos y ‘a los americanos hay que ganarle hasta en las bolas’ por lo tanto, la derrota es inadmisible, aún en los deportes -observó el comentarista Mario Hechavarria Driggs en su columna del portal Televisión Martí- Con la inclusión de los profesionales de otros países, comenzamos a perder con más frecuencia. Años atrás acaparábamos los principales títulos internacionales y hoy por hoy no poseemos uno sólo”.

El béisbol revolucionario debe morir

La cosa fue empeorando y hoy la crisis es una realidad tan punzante como que no existe cura para el enfermo a menos que “el llamado béisbol revolucionario debe morir y dar paso al béisbol de siempre, que es el único real –escribe Ernesto Santana en su crónica desde Chicago que recoge el portal cubano 14/Medio- y sostiene: “Aunque la anunciada consulta para salvar la pelota no tuviera la respuesta prevista solo serviría para alargar la agonía”. Un comentarista anónimo habría sentenciado: "La única solución que necesita el deporte es la libertad y ellos lo saben".

“Por suerte –señala Caraballoso- todavía quedan aficionados conscientes y constantes que se resisten a contemplar impasibles la agonía del aún llamado deporte nacional. Algunos, incendiarios –y con su razón– proponen no dejar títere con cabeza en el béisbol cubano, barrer desde la cúpula hasta la base. Otros, más cautos, apuestan por paliativos y correctivos, pero sin demoler toda la pirámide”.

Pero el gran mánager en la isla matiza: "Lo más importante es lograr el consenso. Unir a la familia del béisbol cubano". Para algunos se trata de una retórica autoritaria engañosa; para otros, el reconocimiento de un fracaso y un intento desesperado de salvar el gran espectáculo nacional. En verdad, el consenso es la perentoria necesidad de examen, juicio y hasta censura de ser menester. “Compañeros, necesitamos la crítica”, entre bromas, es la rogativa.

“Y es que todo el mundo lo sabe –insiste Santana- lo que está verdaderamente mal no es haber perdido "el ojo del tigre", sino mantener aquello que provocó la pérdida: el ojo del amo, que le teme al tigre de la realidad.

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