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Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela.
Foto: Federico Parra / AFP

¿Se está apagando la estrella de Juan Guaidó en Venezuela?

Aunque hay un descenso en su popularidad, es el político venezolano que mejores cifras muestra.

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En casi 11 meses, desde cuando se proclamó presidente encargado el pasado 23 de enero, la estrella del presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, ha venido perdiendo brillo. Lo dicen los analistas, locales e internacionales, y lo revelan las cifras de las firmas de sondeos de opinión. 


Según Luis Vicente León, director de la reputada Datanálisis, la aceptación del líder opositor ha caído de 61,2 por ciento –a principios de año– a 42,9 –en la actualidad–.

En la calle, este descenso se ha hecho evidente en la reducida convocatoria de las protestas, y se ha revelado en los círculos políticos a través de los agrios roces públicos con otros opositores, como el grave desencuentro con el embajador en Bogotá, Humberto Calderón Berti, que terminó con la fulminante destitución del diplomático vía correo electrónico esta semana.

(Le puede interesar: Por qué salió Calderón Berti de la embajada venezolana en Bogotá)

“Guaidó se desinfló bastante”, asegura el politólogo venezolano Daniel Varnagy, quien antes del 16 de noviembre –fecha en la que se suponía que la oposición venezolana retomaría las calles permanentemente– ya había dicho a este diario que era poco probable que el líder opositor tuviera el efecto que gozó a principios de año.

Después de la convocatoria a protestar de ese día, sucedió tal como Varnagy vaticinó: la vida del país continuó, sin ningún cambio particular.

A juicio del politólogo, el declive de Guaidó se empezó a forjar el 30 de abril de este año, tras el alzamiento cívico militar frustrado que encabezó en Caracas y que puso un gramo más a la balanza del desencanto. Ese día, supuestamente, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, en una especie de complot con el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno, le iba a dar la espalda a Maduro. Pero no fue así. Al final de la noche, lo único que quedó fue la fuga del líder opositor Leopoldo López de su prisión domiciliaria y luego su refugio en la embajada de España.

Según León, el 63 por ciento de los venezolanos creían en enero que la posibilidad de sacar del poder a Nicolás Maduro iba a ocurrir en los próximos tres meses. Es decir, justo en ese abril.

“Es el gran quiebre de abril –apunta Varnagy–. De ahí en adelante ya Guaidó no pudo recuperar su credibilidad”.

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Juan Guaidó y Leopoldo López, quien fue su mentor político. 
Foto: Twitter: @leopoldolopez

Lo curioso es que a pesar de todo lo anterior, y según las mediciones, en el oscuro cielo político venezolano la estrella que más brilla sigue siendo la de Guaidó.
Este martes lo dijo León, en una entrevista televisiva: “Es el primer líder de la oposición y del país, triplica a Maduro en términos de popularidad”.

Anteriores mediciones aseguraban que Maduro no llegaba al 20 por ciento de aceptación.

Otros analistas locales se lo confirman a EL TIEMPO. “La gente de alguna manera sigue confiando en Guaidó. Tiene un liderazgo indiscutible entre la oposición, sigue siendo por mucho el principal liderazgo y con nadie ni tan siquiera relativamente cerca”, dijo el director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón.

La gente sigue pensando que Guaidó es el chico bueno, que quisieran que tuviera éxito, que ha hecho un esfuerzo enorme, pero (…) donde hay una caída muy fuerte es en las esperanzas y las expectativas de que lo pueda hacer”, insiste Alarcón.

Bajas expectativas

Pero una duda opaca este brillo: ¿podrá lograr los objetivos que se había trazado?
A principios de este año, cuando asumió la presidencia de la Asamblea Nacional (AN) y, posteriormente, se juramentó como presidente interino del país, Guaidó repetía como un mantra la que parecía una ruta sencilla: “Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”.

Tras no haber alcanzado siquiera la primera fase, hay, por supuesto, desesperanza.
“Lo que está cayendo de una manera importante son las expectativas”, asegura Alarcón. De hecho, según él, no hay indicadores de que vamos ver a un cambio de gobierno en los próximos meses.

Para Vargany, esto solo podría suceder si el estamento militar decidiera mirar hacia el pueblo, como sucedió en Bolivia.

Guaidó ha reconocido públicamente que ese es el ingrediente que le falta a su fórmula. Y de hecho, intentó relanzar la estrategia de calle apelando al ejemplo boliviano, en el que la sugerencia del ministro de Defensa y del comandante de la Policía bastaron para que el presidente Evo Morales, que se acercaba a los 14 años en el poder, presentara su dimisión.

Pero ese no es, de momento, el caso venezolano. El país se prepara para cerrar el año 2019, el número 20 desde que llegó el chavismo al poder. Y se enfrenta a un año incierto.

Por una parte, la oposición había definido un esquema de rotación de la junta directiva de la Asamblea Nacional (AN) tras su victoria en las elecciones de diciembre del 2015. Primero asumió la presidencia un representante de Acción Democrática; luego, uno de Primero Justicia; después, Un Nuevo Tiempo, y ahora, Voluntad Popular, el movimiento de Guaidó.

Parlamentarias

Pero el próximo 5 de enero vence el periodo de Guaidó al frente del Legislativo, según la rotación interna trazada por la oposición. Para el próximo periodo le correspondería a un representante de los partidos minoritarios.

Pero tal vez ahora no se respete esa dinámica, pues es al presidente del Parlamento a quien le corresponde asumir la presidencia encargada del país en el escenario de una usurpación, el argumento al que apeló la oposición en enero de este año para darle sustento jurídico a su proclamación.

De hecho, 15 de los 17 partidos minoritarios dijeron en septiembre que estaban dispuestos a ceder su turno para que Guaidó siga dirigiendo el Parlamento.

La gente sigue confiando en Guaidó. Tiene un liderazgo indiscutible entre la oposición, sigue siendo por mucho el principal liderazgo y con nadie ni tan siquiera relativamente cerca

“Veo cuesta arriba que no le mantengan (a Guaidó) la presidencia de la AN y que le disputen la presidencia interina. Puede haber algunos grupos, llamémoslos de oposición, que pudieran estar interesados en desplazarlo, pero yo creo que esos grupos no tienen los votos para hacerlo”, asegura Alarcón, quien acota que sería un riesgo asumir el cargo con la duda de si la comunidad internacional va a hacer el mismo reconocimiento que con Guaidó, a quien apoyan más de 50 países del mundo.

Sin embargo, aun cuando Guaidó se mantenga en ambos cargos, para el próximo año se esperan elecciones parlamentarias. Y es aquí cuando se presenta un nuevo dilema, esta vez con respecto a la participación.

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Humberto Calderón Berti, el destituido embajador de Guaidó en Colombia.
Foto: Carlos Ortega / EL TIEMPO

“Hay un número significativo de electores de oposición que tiene dudas de votar si Maduro sigue estando en el poder”, asegura Alarcón.

En su rueda de prensa del viernes pasado en Bogotá, Calderón Berti, en medio de sus desencuentros con la dirigencia opositora, lo explicó: “Mientras Maduro esté al frente del país, ninguna elección tiene la garantía de ser realmente libre, y cualquier pretensión de ello es ir directamente al matadero”.

ANDREÍNA ITRIAGO
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas