¿Wanda 2020?

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La gobernadora Wanda Vazquez Garced. >Carlos Rivera Giusti/EL VOCERO

Mucho se ha rumorado sobre la posibilidad de una aspiración a la candidatura a la gobernación de Wanda Vázquez. En el deficiente sistema de democracia representativa que vivimos, cualquier ciudadano tiene o debe tener el derecho a aspirar a ser depositario de la delegación de poder por parte de los demás para en su nombre gestionar y administrar la cosa pública. En esa delegación mediante sufragio, aquellos ciudadanos más destacados públicamente, de ordinario tienen mayores posibilidades de ser electos. Nadie puede negar que la gobernadora Wanda Vázquez ha sido una de esas ciudadanas destacadas. Ahora bien, del dicho al hecho corre un gran trecho.

En medio de la renuncia del pasado gobernador y la controversia sobre la vacante en la Secretaría de Estado, parte del análisis obligado era la posibilidad de juramentación de la entonces secretaria de Justicia. Luego del momento de la renuncia de Ricardo Rosselló y aún sin haberse anunciado nominación de secretario de Estado, de inmediato las protestas y solicitudes de renuncia se trasladaron al frente de la sede del Departamento de Justicia donde ella laboraba. En ese instante, debido a la salida del escenario de los artistas e “influencers” –algunos a sueldo – y por el cansancio, las asistencias a dichas protestas frente a Justicia fueron mínimas e inconsecuentes. No porque hubiese un apoyo masivo a la figura de la entonces secretaria de Justicia, sino más bien por el agotamiento de los “slogans de renuncia”.

Ya en Fortaleza, tras una convulsa y confusa semana en la que el Honorable Tribunal Supremo dictó su opinión sobre el correcto orden constitucional de sucesión al poder, pudo juramentar y ocupar el cargo. La paz y tranquilidad que se sentía tras tres semanas de agite social provocaron que voces fuertes en la opinión pública formal del País abogaran por brindarle el espacio y oportunidad de canalizar la normalización de la gestión pública. La inmensa mayoría de esas voces, lo hacían fundamentando sus opiniones en el hecho que esta había indicado que estaba ahí cumpliendo su deber constitucional, “pero que no le interesaría postularse en proceso eleccionario para esa posición”. El raciocinio lógico tras una expresión de ese tipo lo era referente a lo positivo de tener al frente de la Rama Ejecutiva a una persona que esté centrada en realizar esa labor, sin estar pensando en la reelección o aspiraciones ulteriores a esa encomienda. Por muchos años, Puerto Rico ha sufrido el mal de funcionarios –en especial gobernadores– midiendo el cálculo electoral en cada una de sus determinaciones, lo que ha provocado una suerte de administración fiscal populista al margen de nuestras realidades y posibilidades. Creando una suerte de clientelismo político por “simpatías” que nos ha traído al punto en el que estamos.

En los momentos en que la gobernadora indica “estoy escuchando al Pueblo” o “el Pueblo me lo pide”, pierde de perspectiva la posibilidad que quizás no se trate de apoyo a una candidatura de su parte, sino más bien, a que no se han creado las condiciones para que le cuestionen de manera adversativa como de ordinario sucede en los procesos de campañas electorales. Pero eso puede cambiar radicalmente con un anuncio de candidatura, más aún si es a la gobernación, candidatura que suele centrar la atención de los cañones de ataque. De los ataques de verdad. Mucho más severos que los que ella recibiera en el momento en que un fiscal especial independiente arrastrara de los pelos una descabellada teoría de comisión de delitos por parte de esta.

Los retos de una candidatura “Wanda 2020” oscilan entre; (a) determinar si la misma sería una independiente, toda vez que hasta el momento la ausencia explícita de antipatía a su persona, por parte de ciertos sectores, se basa en que la ven al margen del PNP; (b) si fuera por el PNP, en proceso primarista ¿cómo manejaría las voces de opinión pública informal -que ya por lo bajo- citan expresiones de ella identificándose como “popular”?; (c) el manejo de su expresión “la estadidad no es una prioridad en este momento”, teniendo en cuenta que ese tema es el pegamento que mantiene unido al PNP, ese es un reto de marca mayor; (d) montar estructura de campaña alrededor del País con un anuncio a tan avanzada etapa de los procesos eleccionario y más importante aún; (e) ¿cómo manejar el riesgo de pérdida del control del gobierno? ante el hecho que el equipo ejecutivo está repleto de gente que no es leal a ella sino más bien a Rosselló y/o a Perluisi.