El prisma de la corrupción
by Ivelisse Torres Rivera, Inspectora General de Puerto RicoUna mirada a través de un prisma, permite percibir una diversidad de colores producto del reflejo, la descomposición y la polarización de la luz. ¿Cuál es el orden de los colores?, o ¿cuál es el más brillante? La respuesta dependerá de la percepción. Igual ocurre con el tema de la corrupción. Un gran número de ciudadanos puede percibir la corrupción como un mal social que amenaza el desarrollo, la democracia y la estabilidad de Puerto Rico. En cambio, otros pudiesen inferir que se trata del “pan nuestro de cada día”. Para el primer grupo, resulta imperativa la imposición de medidas expeditas para erradicar la corrupción y para el segundo grupo, quizás la frecuencia y exposición hayan invisibilizado la magnitud de la conducta. Lo cierto es que hay un eslabón que resulta imprescindible para atajar la corrupción: la prevención. Justamente, es la prevención uno de los pilares de la Oficina del Inspector General de Puerto Rico (OIG).
Entre las funciones principales de la OIG está el establecer controles, así como tomar acción y las medidas pertinentes para detectar, prevenir y actuar de forma proactiva, para evitar actividades de corrupción en los organismos gubernamentales. Hemos definido la corrupción como el mal uso del poder de un funcionario o empleado público para conseguir una ventaja ilegítima. Incluye, además, la práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de las organizaciones públicas en provecho económico o de otra índole, de sus gestores. La corrupción es un delito grave que frena el desarrollo económico y social en todas las sociedades. Ningún país, región o comunidad es inmune.
La realidad es que la corrupción puede estar presente en todos los niveles organizacionales, aunque generalmente los casos de notoriedad son acciones ilegales cometidas por funcionarios principales, debido al reconocimiento público que ostentan. Entre los actos ilegales más comunes está el fraude y nos preguntamos por qué. Es simple: tal y como ilustra la Teoría del Triángulo del Fraude, desarrollada por Donald Cressey, existen tres factores que están presentes en los esquemas: la presión, la oportunidad y la justificación o racionalización. De los anteriores, es la “oportunidad” la que tenemos que atajar. Así, aquellos que tengan la necesidad y la justificación verán interrumpido su ciclo al no tener la oportunidad de realizar el acto ilegal.
En el año 2003, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 9 de diciembre, como el Día Internacional Contra la Corrupción, en aras de llevar un mensaje mundial de no tolerancia a la corrupción. Gobiernos, el sector privado, organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación y ciudadanos en todo el mundo están uniendo fuerzas para combatir este delito. La OIG, como parte de su plan estratégico, ha determinado unirse a este esfuerzo internacional. Resulta necesario que en nuestra isla se promuevan y fortalezcan las medidas de prevención de la corrupción, debido a que esta conducta amenaza y socava constantemente la estabilidad y la seguridad social, devalúa la democracia y la ética, así como la justicia.
A inicios de 2019, la organización internacional Transparency International publicó un estudio sobre la incapacidad de múltiples países para controlar la corrupción pública. Específicamente, el estudio reveló que el índice de la corrupción a nivel mundial, muestra un estancamiento de la lucha contra la corrupción y esto ha generado una crisis en la mayoría de los países con alto índice. Lo anterior, reafirma la necesidad de actuar de inmediato y de reconocer que la prevención es una herramienta clave.
No podemos permitir que el silencio perpetúe los actos de corrupción. Recordemos que la corrupción tiene mayor oportunidad cuando se invisibiliza y cuando se le confiere el aspecto camaleónico. Por tal razón, la OIG fomenta el llamado a la participación ciudadana para, juntos, combatir la corrupción gubernamental comunicándose al 787-679-7979. Ya es hora de que todos miremos hacia una misma dirección a través de un nuevo prisma legal.