Mentiras verdaderas: oro, gasolina, dólares y videítos

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La realidad es que en las provincias y de manera destacada en Bolívar, los objetivos de la usurpación son los de obtener dinero para las quebradas arcas nacionales, saqueadas por la corrupción socialista, sostiene Otto Jansen.

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En los años ochenta, en visita a Colombia, el embajador de Venezuela para aquel entonces me explicaba que el gran problema que tenía ese convulsionado país era que 40% del territorio de la hermana nación, no contaba con la presencia del Estado. Me sorprendía. Ahora en la situación nacional que vivimos ¿a dónde puede pensarse que estamos ya, con la ausencia del Estado venezolano en regiones como Apure, Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro?

“Tenemos cincuenta por ciento del territorio sin ley”, manifestó palabras más, palabras menos, el doctor Arnoldo Gabaldón, la semana pasada con conceptos precisos en el Foro Guayana Sustentable en su XIX edición, que organiza con fecunda tradición la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en Ciudad Guayana.

Las instituciones desintegradas no son circunstancias que ignore, que no las padezca la población del estado Bolívar. Desde las alcaldías, instancias trastocadas en vocerías propagandísticas, sin programas de obras e incidencia pública, hasta organismos nacionales invisibles y, por supuesto, la gobernación, que es ahora un ente itinerante, más etéreo que nunca, sin metas regionales calificadas, ni funcionariado conocido; sin ruta de gestión en el territorio guayanés.

El Ejecutivo nacional desarrolla, según difunden en los medios de su dominio, líneas de gobierno: “Menéndez resaltó que el 100 por ciento de la población estudiantil estará matriculada, sumando alrededor de 14 millones de personas estudiando, lo que representaría al 40% de la población (…) De igual forma, destacó las bondades del Plan, como el sistema de misiones y grandes misiones, el Plan de la Patria es una carta fundacional para el país, y es programático, con valores propios de los venezolanos”. Caligrafía de Chávez, por medio de una construcción colectiva. Dijo que es la hoja de ruta de un pueblo hacia el socialismo para su liberación, su independencia y su autonomía, durante el periodo 2019-2025, donde será priorizada el área de la economía.

“El Plan de la Patria es una guía práctica de nuestro desarrollo con 1829 objetivos específicos al detalle. Desarrollo integral de la democracia popular haciendo énfasis en la descolonización y la unión cívico-militar”, aseveró. Es una nota de Venezolana de Televisión sobre la exposición en abril de este año del ministro de planificación de Maduro, ante la ilegítima Asamblea Constituyente.

La realidad es que en las provincias y de manera destacada en Bolívar, los objetivos de la usurpación son los de obtener dinero para las quebradas arcas nacionales, saqueadas por la corrupción socialista, situación que a estas alturas ya perdido todo control sobre los desmanes, la novedad interna a los fines de mantenerse en el poder, es la aparición de reyezuelos regionales como en el caso de Guayana.

Las diferencias internas, comienzan a dirimirse a “plomo limpio”, con la consecuencia que sigue siendo la población indefensa, sobre todo las de pueblos más distantes, las que ponen las víctimas. Esto explica la nueva matanza, producto de la competencia por la explotación minera; volviendo dantescamente a tocarle al municipio Gran Sabana, ahora en el sector histórico de Ikabarú.

Falsos positivos con jingles revolucionarios

Existe una carrera de velocidad entre las distintas instancias (y tendencias) de la revolución bolivariana por el control del proyecto del Arco Minero. En ese reto, el gobierno central utiliza los todavía existentes recursos de infraestructura de Guayana, destruidos en la mayoría de las ciudades venezolanas, para contemplar la sala situacional de la crisis, midiendo los pasos de la Asamblea Nacional y la comunidad internacional en pro de recuperar el orden constitucional, a la par que organiza “ruidosos” eventos encima de la “canibalización” de lo que va quedando de las empresas básicas, reeditando pasajes del teatro del absurdo con promesas de relanzamiento industrial.

Pero el accionar de las instancias regionales no es menos patético, con el añadido macabro de la fórmula propia que pretende esconder (como los felinos que tapan sus heces), acciones de represión y de violencia que la gente en los municipios han detectado; continuando la sumatoria de un número significativo de asesinatos desde los lejanos días de los mineros muertos en La Paragua, municipio Angostura, en 2006, pasando por Tumeremo, El Callao y después de la persecución a grupos de etnias indígenas el 22 y 23F, a lo que acaba de ocurrir en Ikabarú, a cuatro horas por tierra desde Santa Elena de Uairén hace una semana exactamente. Cedeño y Sucre con algunas variantes, también presentan ese patrón de violencia.

Ahora, el asunto es que mientras la población del estado Bolívar se llena de penurias y hasta profundiza la paralización de su dinámica con las kilométricas colas para surtir gasolina por la escasez que se repite; creando especulación y preferencias del servicio; el gobernador dicta medidas a través de pequeños videos donde se dice y se contradice sin pudor. “El gobernador Justo Noguera anuncia nuevamente el racionamiento de gasolina en #Bolívar”, de acuerdo con el terminal de placa. Semanas atrás dijo que el suministro había alcanzado niveles normales.

Sin dejar las recurrentes visitas (que es lugar donde más han visto al general) a las concesiones de oro, a la par que se incrementa por esos lares el protagonismo de cuerpos de seguridad, en la mira de la suspicacia pública con las muertes en las zonas. Concesiones, en donde nacen los rumores sobre altos jerarcas civiles y militares de la revolución que serían los dueños de la explotación y que serían los que citan en discurso coloquial y ambiguo a los “pranes” urbanos, -que los cuerpos de seguridad no localizan, a diferencia del resto de la población-, supuestos responsables de arremeter contra pueblos, etnias y campamentos mineros.

Mirada de Guayana hacia el desarrollo

Las instituciones del socialismo del siglo XXI asumen postura del cínico truhan, sonriente ante el sufrimiento de los venezolanos (en Santa Elena, capital de Gran Sabana, es causa de terror las enfermedades en adultos mayores y niños, por abandono del único hospital público en kilómetros). El ministro de planificación asegura que el Plan de la Patria se fundamenta en la productividad pero la realidad certifica el caos de la hiperinflación y cierre de empresas.

Confirma lo de “en un país sin institucionalidad no puede esperarse desarrollo”, que argumentó Gabaldón, que hace que el desafío de refundar las instituciones sea el cambio del modelo político como lo ha propuesto Guaidó y la AN, papel que la sociedad civil de Guayana debe protagonizar.

Vale acotar que si no fuera por las organizaciones indígenas -perseguidas y hostigadas en intentos de dividir desde las “mentiras verdaderas” de la GNB y el gobierno central- situaciones en destinos tan lejanos, no hubiesen tenido eco y repercusión en la defensa de los derechos humanos y democráticos, en este caso del pueblo de Ikabarú. Cuando el terror invade una vez más al estado Bolívar, debe quedar asentado en la conciencia colectiva la obligación de impulsar líderes bien formados para el futuro, que miren más allá de lo inmediato y tengan capacidad de compromiso ético, tal como enumeró en las conclusiones el experto en su conferencia en la UCAB Guayana.

Trocitos…

Santa Elena de Uairén: poca claridad sobre los sucesos de Ikabarú. Llegada de refuerzo militar desde el pasado martes 26/11, señalan. Habrían ultimado a uno de los participantes en los asesinatos. La “limpieza” de las minas por parte de las autoridades es la versión más repetida.