Espanyol

Pipa resta importancia a su noche mágica en Europa League

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Hasta este jueves, Gonzalo Ávila, conocido como Pipa, sólo había disputado 27 minutos con el primer equipo del Espanyol. Fue contra el Celta de Vigo y a las órdenes de David Gallego. La temporada pasada, con Rubi en el banquillo, Pipa subió al primer equipo después de haber destacado en el filial del propio Gallego. Entraba en la rutina de la plantilla pero ni un minuto jugó y por eso en invierno se fue cedido al Nàstic, donde jugó de titular.

Esta pretemporada volvió a tener una oportunidad con el primer equipo blanquiazul, mas todo parecía apuntar a que la historia se repetiría. Esos 27 minutos en Balaídos fueron algo anecdótico. Y si ni Gallego, que le conocía bien, le daba confianza, ¿quién lo iba a hacer? Este jueves Pablo Machín sorprendió alineándole de titular en Europa League contra el Ferencvaros. Le colocó, además, en el carril derecho, una posición nueva para el lateral diestro. Si Machín sorprendió, Pipa lo hizo todavía más. Fue determinante con dos asistencias de lujo.

Fue el mejor del partido con dos jugadas individuales determinantes

Todo empezó con, como la define él, “una jugada aislada” que venía de un centro pasado de Sébastien Corchia. Corría la media hora del partido y el Espanyol perdía uno cero. En total, Pipa acumulaba una hora en la élite del fútbol. De pronto encaró al capitán húngaro Lovrencsics, le tiró un caño, paseó por la línea de fondo, se inmiscuyó en el área y le dejó un balón franco a Melendo para que este empatara el partido. Pipa sonríe al hablar de la jugada, aunque lo hace con normalidad: “Uno intenta desbordar, porque cada acción es un mundo. Y dio la casualidad...”.

Después de esa jugada, el futbolista el futbolista ganó en confianza y cuajó un partido redondo que culminó con otra asistencia. Esta vez con un centro desde la izquierda a la cabeza de Sergi Darder en el último minuto. Otra jugada individual que daba el empate, y esta determinante para dar el pase matemático como primeros de grupo al conjunto de Machín.

Para Pipa se trató de “un partido más”

Al acabar el partido, el técnico dijo que la dinámica de Pipa estaba siendo muy buena en las últimas semanas y que incluso llegó a dudar en darle una oportunidad contra el Getafe el domingo anterior. En su posición (la natural, en la derecha), jugó su sucesor en la cantera, ahora titular en el primer equipo, Víctor Gómez. Unos elogios de Machín que a Pipa, como es natural, le suben “la moral” pero no le hacen huir de la realidad.

Y es que pese a que todos los focos apuntan a él tras su noche mágica en Budapest, sabe cuál es su situación, rebaja la euforia y le resta importancia. “Es un partido más”, dice, y eso que reconoce haber hecho un “buen partido”. “Pese a que no haya tenido muchos minutos, uno siempre trabaja a diario y tiene que estar preparado para las oportunidades”, añade. Por ello no cree que el partido contra el Ferencvaros haya determinado el que el aficionado perico le descubra o no, sino que fue el resultado del “trabajo diario”.

Su futuro, siempre en el aire, podría cambiar de rumbo

Ahora bien, sorprendió que un jugador hasta ahora inédito en los onces del Espanyol jugara con tanta soltura y se atreviera a encarar como lo hizo Pipa. Él lo explica sencillo: “Jugando con miedo no ganas nada. Si juegas es para disfrutar”. Su objetivo sigue siendo “intentar aportar al equipo como sea, con asistencias o en defensa”.

Con la aparición del ya mencionado Víctor Gómez desde la cantera, con el refuerzo estival de Corchia y la figura de Javi López en su posición, Pipa parecía destinado a volver a dejar la entidad en invierno en busca de minutos, como ya hizo Javi Puado hace unas semanas rumbo al Zaragoza. Después del partido de este jueves quizás el futuro cambie para el canterano, que además se sintió “muy a gusto a pierna cambiada”.