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De fiscal rebelde a un pobre engañado por Marcelo D'Alessio: Stornelli se presentó ante Ramos Padilla

El fiscal acudió a la citación en la causa por espionaje ilegal y extorsión. Declaró por más de diez horas tras 8 meses en rebeldía. Pidió que sea citado como testigo suyo el arrepentido estrella Leonardo Fariña.

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El fiscal Carlos Stornelli, acusado de participar de maniobras de espionaje ilegal junto a Marcelo Sebastián D’Alessio, se despachó con su ya conocida defensa política: ante el juez Alejo Ramos Padilla insistió con que la causa de Dolores es un armado de D'Alessio, junto con dos ex policías (uno de ellos ex agente de inteligencia) y el empresario denunciante Pedro Etchebest. Detrás, estaría el kirchnerismo, y el objetivo, destruir la causa de las fotocopias de los cuadernos, instruida por Stornelli. El fiscal llevaba anoche diez horas de declaración y poco trascendió de sus dichos, pero sí el eje central de la defensa que intentó. A Stornelli no le será fácil desvirtuar los audios en los que le pidió a D'Alessio armarle cámaras ocultas a abogados, hablaron de maniobras para llevar personas a declarar a su fiscalía y hasta planearon un espionaje ilegal al ex marido de su actual esposa. Stornelli pidió que sea citado como testigo suyo el arrepentido estrella Leonardo Fariña, quien en realidad hasta ahora declaró en la causa bajo un artículo del Código Procesal que implica estar imputado. De hecho fue acusado de participar en el armado de acusaciones contra Cristina Fernández de Kirchner y ex funcionarios, guionado por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). D’Alessio está citado para el martes próximo en Dolores ya que pidió declarar como arrepentido.

El gran problema que tiene Stornelli son sus múltiples intercambios por whatsapp con D’Alessio respecto de temas diversos sobre los que le tocó declarar ayer como sospechoso de integrar una asociación ilícita. En esos chats se habla en concreto de las cámaras ocultas a los abogados José Manuel Ubeira y Javier Landaburu, hay un seguimiento a Jorge Castañón, ex marido de su actual esposa, y hay referencia a “plantarle” algo en equipaje. Todo indica que la idea era colocarle droga en una valija. También Stornelli y D'Alessio tienen numerosos chats sobre la presión al empresario uruguayo Gonzalo Brusa Dovat para que declare en su fiscalía contra el kirchnerismo y contra la petrolera venezolana Pdvsa. Está probado que el testimonio se le tomó a Brusa Dovat dentro de la fiscalía y en presencia de D'Alessio que ni siquiera es abogado. Y, por supuesto, Stornelli tiene que explicar su encuentro de más de tres horas con D'Alessio, en plenas vacaciones, en un balneario de Pinamar. Este último hecho fue la antesala de la denuncia que presentó Etchebest (que fue testigo de esa reunión), después de la cual D’Alessio le pidió 300.000 dólares para salvarse del caso cuadernos. Esa extorsión destapó una inmensa olla que el juez Ramos Padilla, al dictar procesamientos, definió como una red de espionaje ilegal, con participación de dirigentes políticos, agentes judiciales y del Ministerio Público Fiscal, agentes de inteligencia orgánicos e inorgánicos y funcionarios. Las extorsiones y el armado de causas son dos maniobras claves descriptas, donde el círculo se completa o refuerza con publicaciones periodísticas o difusión en televisión.

A última hora de este viernes, Stornelli seguía adentro del juzgado de Dolores. Presentó un escrito, sobre el cual se mantenía la confidencialidad, al igual que sobre detalles de su declaración. Hizo una exposición, llevó algunas anotaciones para guiarse y aceptó preguntas. Entre algunos conceptos de su postura que trascendieron, el más previsible es su ataque a D’Alessio, a quien de hecho querelló también en Comodoro Py. El fiscal niega haber actuado en consonancia con el hombre que además se presentaba como agente de la DEA y le atribuye haber inventado una relación de confianza y connivencia para facilitar el montaje de una falsa acusación en su contra. Lo cierto es que D’Alessio no obtuvo nada en su favor, de hecho está preso desde febrero último, al igual que los ex policías Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi. El fiscal los vincula a todos ellos con el empresario Etchebest, en base a que coincidieron en el uso de una oficina en Puerto Madero hasta el año 2016. Desde entonces y hasta el inicio de este año, el falso abogado y el empresario dicen que no se vieron ni hablaron, por lo que habrá que ver cómo prueba Stornelli el supuesto complot encabezado por ambos. Aún así, el fiscal afirma que detrás del dúo D'Alessio--Etchebest estuvo el kirchnerismo.

Stornelli pidió que declare como testigo suyo el arrepentido Fariña, que en los últimos años siempre mostró una asombrosa voluntad de declarar a favor del macrismo y exhibió conocimientos de todo tipo de temas en causas contra el kirchnerismo. Primero lo fue en la de lavado de dinero contra Lázaro Báez y luego empezó a mostrarse como un gran conocedor de temas de obra pública, como para “aportar” a otros expedientes. Su aparición en la causa de Dolores está relacionada con menciones sobre él hechas por D’Alessio, en mensajes, en conversaciones con Etchebest y con otras víctimas. D'Alessio alardeaba que era él quien manejaba a Fariña. El arrepentido se presentó al comienzo de la causa para negar las operaciones que le atribuían pero declaró bajo un artículo del código procesal que lo definiría como imputado. De hecho fue denunciado también por declarar, con un guión preparado por la AFI, apuntando contra Cristina Fernández de Kirchner en el expediente sobre la obra pública.