Madre que lava chancheras sueña que su hija llegue a ser como la marchista Noelia Vargas

Liseth Díaz tiene tres trabajos con el fin de sacar adelante a sus hijos, con el deseo de que la menor siga creciendo en la escuelita de atletismo de la entrenadora Dixiana Mena, mamá de Andrea y Noelia Vargas

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Diany Díaz y su madre, Liseth Díaz viven en una pequeña casa en Cortezal de Barbacoas de Puriscal. Foto: Rafael Pacheco

Los días de Liseth Díaz, quien vive en Cortezal de Barbacoas de Puriscal, son de un trajín continúo. Se levanta a las 4 a. m. para llevar a entrenar a su hija Diany Díaz, de 12 años.

Junto a ella camina cerca de dos kilómetros para tomar el autobús a las 5 a. m., el cual las deja en el parque de la localidad y de ahí se desplazan hasta el Estadio Luis Ángel Calderón, donde las espera la entrenadora Dixiana Mena, junto al resto de atletas, para empezar el entrenamiento a las seis de la mañana.

Mientras su hija se desplaza a la escuela, Liseth tiene que cumplir con sus labores. Tiene tres empleos en la semana: limpiando una chanchera de unos familiares, en una carnicería en el centro de la comunidad y ahora se prepara para las cogidas de café.

Todo esfuerzo es válido para la valiente madre, quien sueña con ver a la menor de la casa convertida en una gran atleta, como la marchista Noelia Vargas; a Melany, graduada como enfermera; y a David, quien a sus 15 años también trabaja para tener una bicicleta, compitiendo en eventos nacionales.

“El tener a Diany en el grupito de doña Dixiana ha requerido de mucho esfuerzo y tiempo. Tengo que trabajar y trabajo mucho, pero ha sido una experiencia muy linda. Sueño un día con que mi hija sea como Noelia Vargas; verla triunfar, que pueda representar al país. Es por eso que hago todo lo que tenga que hacer, como laborar en la chancera o la carnicería. Por mis hijos vale la pena”, comenta Díaz.

Inspiración. El ejemplo de Doña Dixiana, y los logros de la vallista Andrea Vargas y su hermana Noelia, sin duda son la fuente de inspiración para la mamá y su hija, quien empezó en el campo traviesa donde destacó desde el tercer grado.

“A mí me tocaba ayudarle en los entrenamientos, a nuestra manera, pero solo caminaba y la veía correr, porque no sabía nada. Una vez escuchamos de doña Dixiana y su grupito de atletismo. Diany me dijo que quería entrenar con ella. Le dije que había que esperar, porque sabía lo que se venía. Cuando estaba más acomodada, busqué a doña Dixiana en Puriscal, ella aceptó, me dijo que claro y ahora tenemos ocho meses. Desde entonces no le hemos fallado ni un día a los entrenamientos”, dijo Díaz.

La esforzada madre fue hace tres semanas con su hija al cantón de Esparza, donde quedó segunda en el evento de los 2.000 metros marcha, lo cual le llenó de orgullo y motivación para no desfallecer en su afán de sacar a su hija adelante. Fue una de las primeras competencias en marcha de Diany, quien también muestra aptitudes para las pruebas de vallas.

“Doña Dixiana tiene mucha sabiduría. Hemos aprendido mucho. Nos enseñó cómo guiar a Diany, su preparación y la alimentación que necesita. Mi hija ha mejorado mucho sus tiempos y es un orgullo verla competir. Ella dice que quiere ser como Noelia (Vargas) y por eso entrena muy fuerte, a pesar de que tenemos muchas limitaciones económicas”, agregó Díaz.

La mamá puriscaleña de contextura delgada confesó estar muy orgullosa de sus tres hijos, no solo de Diany, sino también de David y Melany, quienes se han esforzado para salir adelante, pese a las dificultades económicas.

“Melany estudia enfermería con un préstamo que debe pagar cuando empiece a trabajar. David cursa el tercer año en el colegio y por las tardes también ayuda en la carnicería y en la chanchera. Es un buen estudiante y le gusta el ciclismo. Ellos son buenos hijos y me ayudan a salir adelante y eso me da una gran alegría”, relató Díaz.