Lo que no perdona Luis Enrique a Robert Moreno (la nueva deslealtad)
Robert Moreno se la jugó con la declaración de ser la llave para el regreso de Luis Enrique. Difícil que el asturiano le perdone lo que se puede calificar de una alucinación
by Ulises Sánchez-FlorCada uno elige cómo quiere actuar y cuáles son sus valores. Sorprende o no que Luis Enrique (reacio a la Prensa) admitiera preguntas y Robert Moreno (más cercano) pasara de un comunicado a un monólogo. Los valores de Moreno son los de un joven entrenador que quiso pasar de aprendiz de Luis Enrique a seleccionador. Llega a un punto de no retorno con la aseveración de que si no fuera por él, Luis Enrique no habría vuelto a ser seleccionador. Difícil que el asturiano le perdone lo que se puede calificar de una alucinación. Moreno sabe de sobra qué le sienta bien, regular y mal a su ex amigo Luis Enrique. Esta postura empeora la situación, pese a que en la Federación dicen que hay que pasar página.
El monólogo de Robert Moreno y su puesta en escena en el hotel de Barcelona no tiene ni pies ni cabeza. Se presentó como un maltratado. Se la jugó con la declaración de ser la llave para el regreso de Luis Enrique. ¿Quién sabe si con otro seleccionador que no fuera él no habría vuelto Luis Enrique a sentarse en el banquillo en la Eurocopa? Luis Rubiales mantiene que era el único candidato. El líder. El que más seguridad, confianza le transmite y encaja con su personalidad guerrera.
Lo que es innegable, a vista de Rubiales y Luis Enrique, es que Robert Moreno busca lavar su imagen de deslealtad (lógico, por su parte) y se presenta como un hombre desolado. Luis Enrique no se arrepiente de haber sido duro cuando percibió una ambición desmedida en Robert Moreno. En la Federación dan carpetazo y no quieren que en esta historia de deslealtad haya un bando de buenos y otro de malos. Hay sentimientos que se mezclan y entre ellos están los de los colaboradores que se han quedado en el staff y los internacionales. De Luis Enrique se aplaude su fuerza vital para recuperarse de una tragedia como es el fallecimiento de una hija (estará en el sorteo de la Eurocopa de este sábado en Bucarest) y de Robert Moreno queda una sensación de desamparo. Para algunos internacionales de haber sido vapuleado por Luis Rubiales, primero, y Luis Enrique, más tarde. Extraña que en el staff nadie haya sido capaz de mediar entre dos amigos cuando conocían las desavenencias.
Sí hubo reproche de Moreno
Rubiales valora cómo Luis Enrique aterriza en su puesto de trabajo con un discurso directo y enérgico. No se puede cuestionar que se haya podido inventar que Robert Moreno le dijo en su casa, el 12 de septiembre, que quería seguir como seleccionador hasta después de la Eurocopa y después, si quería volver y contaba con él, se quedaba de segundo. Por muy raro que sea el asturiano (tiene un carácter especial) no se puede inventar tal afirmación para dejar por los suelos a un amigo y compañero con el que ha trabajado nueve años. La versión de Luis Enrique se da como creíble por aportar más datos y admitir preguntas en lo que menos le gusta: las ruedas de prensa con periodistas.
Luis Enrique es más contundente que Robert Moreno. Éste es esclavo de una cláusula de confidencialidad, pero soltó un reproche. “Si yo no hubiese seguido, Luis Enrique no sería ahora el seleccionador”, es una afirmación que se interpreta como una nueva deslealtad y no perdona Luis Enrique. Si había una posibilidad de que se volvieran a cerrar las heridas con el paso del tiempo, después de esta manifestación se puede dar por zanjada una amistad.
A Robert Moreno le interesa quedar como una persona fiel e íntegra. Tiene una carrera que hacer como primer entrenador y no haber dado réplica a la acusación de deslealtad le dejaba en una situación grave. Con una imagen de falso, trepa y mentiroso. Para quitarse la basura compareció con un monólogo en el que sí había reproches. Es comprensible que en este turno de réplica reivindique su honradez. Robert Moreno mantiene que fue engañado mientras que Rubiales se da por satisfecho con las palabras de Luis Enrique: “No me he ofrecido nunca a la Federación. No he llamado al presidente ni a Molina, ni a través de un tercero, para ofrecerme". Palabras con las que quieren desmontar en la Federación que se ha actuado por la espalda con Moreno.
A Robert le entró un ataque de amor propio, pero se aseguró no ser un impedimento con un cheque de 500.000 euros (el finiquito). El precio que se paga por no dar más detalles de los motivos del rechazo de Luis Enrique. Dice que no sabe porqué no le quiere en su staff. Claro que los conoce después de haber convivido nueve años con el asturiano. Por muy raro que sea Luis Enrique, el que mejor le conoce es Robert Moreno, y elige callarse y dar un monólogo para hacer el papel de víctima, salvar su honor y anunciar a los directores deportivos que quiere entrenar cuantos antes.