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Adolf Hitler hablando en el Reichstagssit. Foto The Grosby Group

El testamento de Hitler, la traición revelada antes de su muerte

En el documento, en lugar de delegar su fortuna económica, destituyó a funcionarios e instauró un nuevo gobierno.

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El 30 de abril de 1945 Adolf Hitler se dio por vencido, aceptó su derrota y las traiciones de algunos de sus allegados lo obligaron a reconocer su fracaso poniendo fin a su vida.

El 1 de enero de 1946 la agencia Reuters reveló el testamento del dictador nazi, esto fue cuando la Segunda Guerra Mundial había terminado y los secretos alemanes salían a la luz.

El testamento de Hitler no tenía nada que ver con su fortuna económica, era más bien un documento con las últimas decisiones políticas que tenía. El documento era un delirio póstumo sobre la posibilidad de la reinstauración de un régimen nazi en Alemania.

En el testamento revela los nombres de sus traidores, los condena y ordena sean destituidos de sus funciones.

“Antes de mi muerte deseo expulsar del partido al exmariscal de campo Hermann Goering y desposeerle de todos los derechos que le fueron conferidos por el discurso que yo mismo pronuncié ante el Reichstag el día 1 de septiembre de 1939. Para sustituirle nombro al almirante Doenitz presidente del Reich y comandante supremo de la Wehrmacht. Antes de mi muerte, expulso del partido y de todos los cargos oficiales que desempeñaban al ex jefe de las S. S. y ministro del Interior Heinrich Himmler. En su lugar nombro a Karl Hanke jefe de las S. S. y jefe de la Policía alemana, y a Paul Geisler, ministro del interior. Aparte de su deslealtad hacia mí, Goering e Himmler han arrojado una vergüenza irreparable sobre el pueblo y la nación alemana al negociar secretamente con el enemigo sin mi conocimiento y en contra de mi voluntad, así como por haber intentado ilegalmente obtener el Poder“, se lee en la segunda parte del testamento de Hitler.

Pero no todo fue resentimiento y denuncia a la traición, también reconoció a las personas que fueron fiel a él y a su dictadura hasta el fin. Además de expresarles su cariño, también les asignó un cargo en el nuevo Gobierno.

Entre esto estaba Martín Bormann, quien fue nombrado ministro del Partido, y el doctor Goebbels como canciller del Reich.

“Con el fin de que el pueblo alemán pueda contar con un Gobierno compuesto por hombres de honor, que cumplirán la tarea de continuar la guerra por todos los medios”, escribió antes de nombrar a los nuevos funcionarios.

También hizo alusión a la fidelidad de alguno de sus miembros: “Aunque muchos de los miembros del nuevo Gobierno, tales como Martín Bormann y el doctor Goebbels, junto a sus esposas, me han manifestado su deseo voluntario de no abandonar la capital del Reich bajo ninguna circunstancia y permanecer junto a mí hasta la muerte, no he tenido más remedio que pedirles que obedezcan mi orden y que, en este caso, pongan los intereses de la nación por encima de mis sentimientos personales. Estarán conmigo por su cooperación y lealtad como camaradas, después de la muerte, y espero que mi espíritu permanecerá junto a ellos y siempre con ellos. Deseo que sean severos, pero nunca injustos. Confío en que nunca permitirán que el miedo influya en sus actos y pongan el honor de la nación por encima de todo”.

Hasta el último momento, el deseo del dictador nazi fue mantener un “Estado nacionalsocialista” porque “representaba el trabajo de los siglos futuros y obliga a cada individuo a servir siempre al interés común antes que a su propia conveniencia”.

También, para finalizar enfatizó en la importancia de mantener las “leyes raciales hasta el límite, y que resista sin piedad al envenenador de todas las naciones, el judaísmo internacional”.

El Documento del testamento fue recuperado del archivo digital de ABC, corresponde a la publicación del 1 de enero de 1946.

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Documento publicado por ABC el 1 de enero de 1946

 

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Documento publicado por ABC el 1 de enero de 1946