Super Bowl: Los lobos de San Francisco

La defensa de los 49ers es la más temible de la NFL: joven, agresiva, y rápida, dos de sus hombres superan los dos metros y 130 kgs.

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Los Niners tienen una jauría de lobos en la defensa. Muy rápidos, agresivos, potentes, con hasta cinco primeras rondas del draft en el ‘front seven’, la línea que intenta –y normalmente consigue– desbordar la barrera de protección del quarterback rival para derribarle o meterle tanta presión que se vea forzado a errar el pase. Son temibles, jóvenes y ponen mucho empaque físico en la pelea; dos de sus hombres, DeForest Buckner y Arik Armstead, superan los dos metros de estatura y 130 kilos de peso.

Como los lobos, actúan de manera coordinada para abatir una presa. Y, como los lobos, tienen una pareja alfa que dirige las operaciones. Pero hace un año esta jauría hoy bien alimentada pasaba hambre porque carecía de liderazgo.

Kyle Shanahan, técnico de los San Francisco 49ers, saldó la temporada 2018 con 4 victorias y 12 derrotas. Su análisis de tan parca cosecha llegó a dos conclusiones: 1. El ataque no le preocupaba porque su quarterback titular, Jimmy Garoppolo, se había perdido casi toda la temporada por una grave lesión de rodilla y cuando regresara todo volvería a su cauce; el juego de carrera iba acoplándose y tenía un sólido receptor de referencia, George Kittle. Y 2. Tenía un muy, muy serio agujero en la defensa.

Disponía de algunas buenas piezas, pero le faltaban un par para completar el puzzle. Y no le bastaba con dos cualquiera, necesitaba piezas maestras. Algunas le costarían dinero. Otras no, porque iba a elegir en el draft en segundo lugar y sabía que Arizona Cardinals, que tenía el primer pick, necesitaba un quarterback y le dejaría el camino expedito para apostar por un defensa.